sábado, septiembre 06, 2008

69

Los timbres del pasado
hurgan de nuevo en la fecha.

Del conticinio pasamos
a una tarde del casi otoño.

En el rincón de la alcoba
y con erotísmo sin sábanas
se despertaron los besos
presumiendo las caricias
porque quedaron para el olvido
los antiguos murmullos
de las noches en penumbra.


No concebíamos instantes
donde no habitara
la claridad sin retorno
pues los ojos de nuestra vida
devoraban en un instante
todos los versos escritos
en los días de la espera.

Después el tiempo
siguió el camino de sólo ida
hasta llegar al silencio
de estas luces de neón
donde las manos dejan su huella
en el parpadeos de las cenizas
que desadormecen ensoñaciones
de una soledad
que en otros lugares
estuvo siempre tan concurrida.

M. Bened.

1 Comments:

Blogger Abejita de la Vega said...

Una tarde del casi otoño.
El ciclamen tiene sus flores a punto de abrirse.Sus pétalos de color fucsia son paraguas a punto de abrirse.La Naturaleza va a a dar la vuelta otra vez...
Una mañana del casi otoño, mira lo que pasó.
Lo he puesto en el blog de la arañita.

Un río lleva


soledad de la focha


donde me miro.

(Luz del Olmo)

Me regalaste este haiku cuando te conté que había visto una focha , con muy mal aspecto, nadando entre los ánades azulones. Al cabo de unos días , la focha ya no estaba.

Hoy he visto una focha, estaba sana y no parecía sentirse a disgusto entre los ánades.

En los animales vemos , en ocasiones, un reflejo de nuestros sentimientos.

Luz, cuando acudan a ti las musas, hazme otro haiku con otra focha.

Gracias.

sábado, 06 septiembre, 2008

 

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