Rompiendo el alba,
la primera madrugada
despertaba dichoso el sol.
Acarició suavemente
las uvas, de hojas casi doradas
que respiraban adormecidas,
la tibia luz.
Uno tras otros,
fueron llegando:
tractores, hombres y caminos.
Y al racimo soñoliento
se le acabó la vida
en apenas un bostezo,
de aquella mañana hermosa
sin darle tiempo a despertar.
(c) Foto y texto: Luz del Olmo
El racimo añoraría la luz y el calor del sol, aplastado entre otros como él. a la espera de una vida líquida y fermentada. Todo cambia, nada permanece, dorado y rojizo racimo.
ResponderEliminarLa vida de las palabras.
Pon una coma en lugar de punto entre "como él" y "a la espera". La vista.
EliminarSor Austri, pensamos que los seres inertes no tienen vida, pues así nos lo expresan, pero...quién a saber...
ResponderEliminarUn punto, una coma, también tienen su significado. Pero tal y cómo se escribe hoy en día...
Besos
Nos dan vida y les damos vida. Puntillosa esta Sor Austri. Besos.
ResponderEliminarAtrevida metáfora lo de las uvas de hojas doradas.
ResponderEliminarCarmen, este poema le hice hace tiempo, pero lo he actualizado un poco, no obstante, esa "metáfora atrevida", vino a mi mente sin pedirla. Me suele pasar cuando escribo en especial poemas, yo no busco las palabras, ellas vienen hasta mí y yo las recojo.
ResponderEliminarBesos