LAS TERTULIAS DE LOS VIERNES
Me gustan las tertulias de los viernes. Nos reunimos a eso de las ocho de la tarde en una cafetería que se llama " La vaca leonesa" y hablamos de todo un poco, pero principalmente de literatura. Hemos leído y comentado a grandes escrotores como Paul Valery, José Martí, Dámaso Alonso, Lezama Lima, Julio Cortazar o Juan Rulfo.
Este viernes pasado leímos y recitamos al poeta peruano César Abraham Vallejo que nace un 16 de marzo de 1892 en Santiago de Chuco. Por cuestiones económicas tiene que dejar los estudios en la Facultad de Letras de la Universidad de Libertad en Trujillo y más tarde le pasa lo mismo con sus estudios de Medicina y Derecho. Es preceptor, cajero , administrativo en varias empresa y maestro. Entre sus alumnos se encuentra Ciro Alegria, quien lo recuerda asi:
"Mas la personalidad de Vallejo inquietaba tan solo de ser vista. Yo estaba definitivamente conturbado y sospeché que de tanto sufrir, y por irradiar así tristeza, Vallejo tenía que ver tal vez con el misterio de la poesía".
Esto lo pudimos comprobar al leer sus poemas y descubrir la desgarradora tristeza con la que envuelve sus palabras.
Empezamos leyendo poemas de Trilce, su segundo libro publicado en 1922. Su poesía es radical, hermética, difícil, pero después de leer varias veces el mismo poema, notamos que transmitía una elevada emoción manejando el drama y la ironía.
XVIII
Oh las cuatro paredes de la celda.
Ah las cuatro paredes albicantes
que sin remedio dan al mismo número.
Criadero de nervios, mala brecha,
por sus cuatro rincones cómo arranca
las diarias aherrojadas extremidades.
Amorosa llavera de innumerables llaves,
si estuvieras aquí, si vieras hasta
qué hora son cuatro estas paredes.
Contra ellas seríamos contigo, los dos,
más dos que nunca. Y ni lloraras,
di, libertadora!
Ah las paredes de la celda.
De ellas me duele entretanto, más
las dos largas que tienen esta noche
algo de madres que ya muertas
llevan por bromurados declives,
a un niño de la mano cada una.
Y sólo yo me voy quedando,
con la diestra, que hace por ambas manos,
en alto, en busca de terciario brazo
que ha de pupilar, entre mi dónde y mi cuándo,
esta mayoría inválida de hombre.
Nos dimos cuenta de su gran renovacion en el lenguaje y de la época en la que vive. También de la incomprensión de muchos de sus paisanos. En más de un ocasión fue llevado a la cárcel injustamente. De ahí derivamos a comentar El Congreso de la Lengua Española que se ha celebrado hace poco en Cartagena de Indias y salió lo que han dicho algunos académicos, entre ellos Victor García de la Concha. También recordamos las palabras de Gamoneda y de si es primero la palabra, ante todo en poesía, y después el pensamiento. Hubo su pequeña discusión ¿es antes el lenguanje o el pensamiento o al revés? Yo creo que tienen una estrecha interrelación.
Después pasamos a leer : " Poemas en prosa" "Poemas humanos" y como no "España aparta de mi este cáliz". Aquí nos dimos cuenta que los poemas no pierden su desgarro, pero ya no son tan herméticos. Sigue sin atenerse a reglas y nos llama la atención la repeticion de las palabras para darle al poema más fuerza, más vigor, pero es su lenguaje el que nos llega hasta adentro, para transpasar las entrañas, siendo ésto lo que de verdad nos conmueve.
Un hombre pasa con un pan al hombro...
Un hombre pasa con un pan al hombro
¿Voy a escribir, después, sobre mi doble?
Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila, mátalo
¿Con qué valor hablar del psicoanálisis?
Otro ha entrado en mi pecho con un palo en la mano
¿Hablar luego de Sócrates al médico?
Un cojo pasa dando el brazo a un niño
¿Voy, después, a leer a André Bretón?
Otro tiembla de frío, tose, escupe sangre
¿Cabrá aludir jamás al Yo profundo?
Otro busca en el fango huesos, cáscaras
¿Cómo escribir, después del infinito?
Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza
¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora?
...............
EL ALMA QUE SUFRIO DE SER SU CUERPO
Tú sufres de una glándula endocrínica, se ve,
o, quizá,
sufres de mí, de mi sagacidad escueta, tácita.
Tú padeces del diáfano antropoide, allá, cerca,
donde está la tiniebla tenebrosa.
Tú das vuelta al sol, agarrándote el alma,
extendiendo tus juanes corporales
y ajustándote el cuello; eso se ve.
Tú sabes lo que te duele,
lo que te salta al anca,lo que baja por ti con soga al suelo.
Tú, pobre hombre, vives; no lo niegues,
si mueres; no lo niegues,
si mueres de tu edad ¡ay! y de tu época.
Y, aunque llores, bebes,
y, aunque sangres, alimentas a tu híbrido colmillo,
a tu vela tristona y a tus partes.
.............
Y claro, no falto la lectura de:
!Cuídate España de tu propia España¡
Para finalizar leímos poemas de su primer libro:
Los "Heraldos negros" que también nos dejó una honda huella.
Siempre dejamos para el final la lectura de nuestros propios escritos.
Como últimamente ando un poco vaga en esto de escribir poemas, yo me abstuve. Quizá el próximo viernes lleve uno, pues hemos decidido que vamos a pasearnos un poquito por la obra de Juan Ramón Jiménez y esto ha sido a petición mía, ya que es el poeta que más admiro.
Al terminar dije: ¿Sabeís que día murió César Vallejo?
Sí, no fue un jueves como él pronosticó, pero si llovía en París y era viernes. El 15 de abril de 1938.
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