César ha finalizado su viaje por Camboya y ya está en su camino de regreso a España.
Habia llegado el momento de decir adios a Camboya, un pais que a priori podria parecer hostil y peligroso, y que me habia hecho incluso pensar en pasarlo de largo. Pero que finalmente no era como lo pintaban. En realidad era un pais encantador que me habia tratado estupendamente. Un pais que empezaba a abrirse a los viajeros occidentales, y que todavia se sorprendia con nuestra presencia. Como habitualmente, estaba emocionado aquella mañana por el cambio; por regresar a Tailandia, que era como volver de la jungla a la civilizacion; y por dejar atras otro pais con encanto, de los pocos en los que todavia se podia viajar sin ser uno mas en la corriente.
Como ya habia comentado, Camboya era un pais que seguia inconscientemente en estado de shock, que parecia vivir cada dia como una sorpresa inesperada. Con dolorosas heridas que tal vez tardarian generaciones en curarse, su gente alegre no vivia en el mañana, como acostumbramos los occidentales; sino en el presente, el llano, sencillo, y afable presente. Y tampoco a este le pedian demasiado. Tal vez se debia en parte a la falta de ambicion de todo tipo propia de los pueblos budistas. O quizas a que las experiencias de su Historia reciente, asi como de su vieja y gloriosa Historia antigua atestiguada por las piedras de Angkor, les enseñaban que la vida da mil vueltas y nada permanece. Que solo tiene existencia el ahora, y tal vez ni si quiera. No hay torre ni camino que el Hombre construya, y que no acabe barrido y derribado por el tiempo. Entonces, que queda? Tal vez sonreir y caminar despacio. Y pasar un buen rato en una hamaca despues del arroz. Quien quiere mas?
Saque unos cuantos Bahts en el primer cajero que vi, y comence a recorrer la carretera de la costa, suaves sube y baja en un espectacular paisaje: a la izquierda unas playas de arena blanca bordeadas de cocoteros, con islas verdes dibujandose sobre el plomizo horizonte; y a la derecha unas imponentes montañas de enmarañadas e impenetrables selvas. Entre una y otra vista, el tapiz verde de arboles que ceñian sus ramajes sobre la carretera como final de una verde avalancha que viniera de las montañas.
Con la luz solar para mi ya inusual, las neblinas que todavia no se habian disuelto en el aire por la temprana hora a la que comenzaba, y la belleza impresionante del entorno, me estuve parando cada diez metros a tomar fotografias, maravillado por el espectaculo. Envuelto en una nube aparecia el puente nuevo sobre el gran cauce, sobre el que algunas canoas salian de pesca con la primera luz.
No muy lejos se veia el mar, cortando de golpe el frondoso verde que no se olvidaba de rellenar ni un retal del campo. En mi guia, algo anticuada, hablaban de un barco que era necesario tomar desde Koh Kong para bordear la costa y llegar al primer pueblo Tailandes. Pero ya me habia informado de que con la construccion de la nueva carretera, habian conectado con puentes todos los islotes y peninsulas, para poder llegar por tierra hasta la frontera misma.
Etiquetas: Los viajes de César. Camboya.
2 Comments:
Bonitas fotos y bonito relato.
Desde muy joven me hubiera gustado viajar con la mochila a cuestas y nunca pude. No tuve la valentía y seguridad suficiente para hacerlo. Recuerdo a mi amigo Felipe que se iba por Europa con el Interrail, a la vuelta siempre estaba yo con la cara embobada escuchando sus historias y viendo sus increibles fotos. Espero desquitarme algún día. Camboya parece un buen destino. Ufff, pero es que ahora me gusta ir de hotel, creo que se me pasó el arroz.
miércoles, 25 junio, 2008
Hola Alberto.
César es un trotamundos que ha recorrido varios países en bicicleta. Esta vez se fue para Asia y ya está a punto de volver. Siempre le digo que escriba un libro de sus aventuras y aunque toma notas, esta vez lo ha ido escribiendo en su blog "Los viajes del César" . Yo le he ido leyendo y viajando un poquito con él.
A mi también me gusta mucho viajar y de hecho conozco varios países europeos. Una vez cruzamos el charo y fuimos a Estados Unidos, pero siempre lo he hecho en camping, y eso era al principio que después ya utilizábamos el hotel.
Yo tampoco estoy para los trotes de la mochila, por eso les digo a los otros que me traigan sus fotos y algo escrito. Después lo pongo por aquí.
Besos.
miércoles, 25 junio, 2008
Publicar un comentario
<< Home