De esta forma la autora gallega, amiga íntima de Benito Pérez Galdós y una de las escritoras más importantes del del XIX, empieza a elaborar una historia donde el amor por dos hombres, el comandante Pardo y el gaditano Diego Pacheco, se entremezcla con el "sufrir", tanto en interiores como en exteriores, de las clases acomodadas en aquella época y también algo de la vida y milagros de las clases bajas, aunque se detenga más en las primeras, que por eso ella las conoce mejor. No en vano venía de la aristocracia.
Tengo que decir que esta novela, la considero con menos fuerza que las anteriores, Los pazos de Ulloa, La Tribuna o Madre Naturaleza y sigo pensando que no acabo de leerla bien, o al menos, no me ha enganchado de igual forma.
Por otra parte, al estar muy implicado el amor en la novela, me ha llevado a desempolvar el libro de Cartas a Galdós, en la edición de Carmen Bravo Villasante y a releer su prólogo, donde data las cartas en 1889, año de publicación de este libro, para hacer referencia al mismo, escribiendo estas palabras: Si el episodio nefado se refleja en la novelita de "Insolación" y la Pardo atribuye la caída de su protagonista en brazos del apuesto andaluz a las circunstancias de un calor excesivo, es decir, a la insolación en la pradera, con lo que se disculpa así misma de su abandono en Arenys, atribuyéndolo a factores externos.
También comenta la autora del prólogo, en dos ocasiones, el paralelismo con Realidad y La Incógnita de Galdós, donde en una de sus cartas, la gallega le escribe al autor canario ..."Me he reconocido en aquella señora más amada por infiel y por trapacera ¡Válgame Dios, alma mía! Puedo asegurarte que no sé cómo he llegado a esto. Se ha hecho ello solo; se ha arreglado como se arregla la realidad, por sí y ante sí, sin intervención de nuestra voluntad, o al menos por mera obra del sentimiento que todo lo añasca" y termina este párrafo diciendo que esa es la tesis que doña Emilia sostiene en "Insolación".
Por todo esto, me surge la duda, si lo que relata relata Emilia Pardo Bazán, cuyos protagonistas yo los personalizo en Benito Pérez Galdós y Lázaro Galdiano, son sus experiencias amorosas, junto con las trabas y los disimulos que en la sociedad encorsetada de entonces se podía encontrar, en especial en las clases altas que ella tan bien conocía.
(c) Texto y foto: Luz del Olmo
Yo pienso que hay mucho de experiencia autobiográfica en esta novela y también mucho de tanteo estilístico. Es una obra menor con mucho mar de fondo.
ResponderEliminarEs una obra menor, si la comparas con una muy mayor como es Los Pazos de Ulloa. Pero a mí me ha parecido deliciosa, como dijo una de mis compañeras del Club de Lectura. Es un espejo delicioso de la sociedad que vivió doña Emilia, en la parte mejor y privilegiada. En cuanto a la relación con lo de Galdiano, la filóloga Ermita Penas ya ha investigado y aclarado que la obra se escribió antes pero las correcciones que hizo posteriormente pueden tener mucho que ver con el desliz en Arenys. Muy buena entrada, Luz, besos.
ResponderEliminarEsas cartas que tan importantes son para entender tantas cosas, y a las que se le presta solo una atención relativa.
ResponderEliminar¡Te salió la entrada!
Pedro, pienso que la mayoría de lo que creamos en la escritura, son nuestras experiencias, así que no tengo duda que lo escrito en esta novela, queriendo o sin querer, ahí lo ha dejado.
ResponderEliminarBesos
Sor Austringiliana, quizás mi pequeño error ha estado en compararla con sus obras anteriores que las recuerdo con mucha más fuerza narrativa en sus personajes.
ResponderEliminarNo he leído a Ermita Penas, pero el desliz de Arenys, si debió de tener su importancia en la elaboración de esta novela. Eso al menos, es lo que me parece a mí, por lo leído y cómo la autora no nos lo puede corroborar, pues elucubramos con todo esto.
De cualquier forma, ha sido interesante leer a doña Emilia en esta novela, independientemente que nos haya gustado más o menos.
Toque de tocas y un beso sin mascarilla, que ya está bien.
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ResponderEliminarSí Carmen, por circunstancias de la vida de mis lecturas, tengo estas cartas en casa y creo que dicen mucho, de la especial amistad que había entre estos dos grandes de nuestra literatura del siglo XIX.
ResponderEliminarLas cartas de Galdós a doña Emilia, también existen y así las oí una mañana en la Cuesta de Moyano, donde las voces de un a mujer y un hombre, cambiando los papeles nos la leyeron. Lo de publicarlas, ya debe de ser otra historia.
Besos