El deseo es tan misterioso como la muerte y está lleno de incertidumbres que vamos supliendo con la imaginación. Y es imaginación desbordada la que tiene Leticia Valle desde su niñez, aumentando en su pubertad y adolescencia, porque ya desde pequeña, es aficionada a sus juegos de fantasía, quizás para olvidar la realidad de niña huérfana de madre, rodeada de su abuela y tías, con un padre "que se fue a África a hacerse matar por los moros", algo incomprensible para una niña y también, en los tiempos que estamos, para muchos lectores o lectoras, como me ocurre a mí.
Esta imaginación le va a acompañar en el camino de su día a día, donde las maestras van supliendo a la madre que le falta, dándole los conocimientos materiales que necesita.
Leticia Valle, como persona inteligente que es, siempre va a intuir los entresijos que se ocultan detrás de una posible realidad. Por eso al llegar a ese gran paso que se da en la pubertad, seguida de la adolescencia, intuye en don Daniel, algo que no sabe muy bien qué es, pero que existe y no se lo niega así misma.
Esto es al menos lo que yo capto como lectora de Rosa Chacel en las memorias de la protagonista y supongo que algo de la experiencia de la autora, pudiera estar reflejado en el libro.
No sabemos a ciencia cierta que es lo que ocurre entre entre el archivero de Simancas y la adolescente protagonista porque la autora nos lo deja a nuestro entender, por causa del deseo que tiene Leticia de saber y el marido de su mejor maestra y amiga de enseñar, en un camino marcado por las circunstancias y acompañados, no solo por lo que ambos aprendan de lo que está escrito en los libros, sino también, lo que pueda ocurrir en la incertidumbre de sus propios sentimientos.
La acción se desarrolla en Simancas, cuna de los hechos que ocurrieron en el ayer, pero eso no significa que toda la verdad esté archivada en los legajos de su vetusto y hermoso edificio, pues también puede estar desfigurada, tanto por los escribanos, como por las personas que los leemos y desciframos. Ya que las interpretaciones de lo ocurrido hacen bastante difícil el llegar al calco, de una realidad oculta.
Los hechos existen, pero es la interpretación de esos hechos lo que está llena de variables, para que seamos, en este caso, lectores y lectoras protagonistas, del experimento que nos propone la autora vallisoletana en esta novela, que se lee con avidez y que efectivamente, como se expresan en el club de lectura de la Acequia y en la entrada del blog www.laarañitacampleña, hay que leerla al menos dos veces, para intentar captar todo lo que nos propone Rosa Chacel, porque creo que la verdadera protagonista de este libro es la incertidumbre, que ya sabemos está llena de misterio, como el amor y a muerte.
Nota particular: Leí la novela en las vacaciones de Semana Santa y me la dejé olvidada en el viaje, algo que no sé si lo hice consciente o inconscientemente, pero como la tenía desde hace años en mi biblioteca y no lo había leído hasta ahora, se quedó llena de anotaciones y subrayado, porque además, efectivamente, la había empezado a leer por segunda vez, algo que no he podido cumplir.
El boceto de lo escrito hoy, lo he retomado después de bastantes días de dejarlo en el borrador del blog, al ser incapaz de meter el diente hasta que esta mañana, me vino algo de inspiración.
(c) Texto Luz del Olmo
No te han hecho falta los apuntes ni los subrayados que dejaste en el pueblo. El misterio del deseo, qué intuye Leticia en Daniel el archivero, lo que Rosa Chacel nos quiere contar en esta historia de silencios y elipsis.
ResponderEliminarSeguimos con nuestras lecturas, compartimos y las ampliamos.
Besos, Luz.
María Ángeles, a pesar de no tener el libro, creo que me acordaba de lo que pensé era lo esencial para mí, en este libro con tantas lecturas como lectores o lectoras que en nuestro caso, vamos compartiendo.
ResponderEliminarBesos