Viene el día y cuando es otoño salgo al jardín, para darme cuenta que estos pájaros con pico dorado de plumaje negro en machos y pardo en hembras, en el ahora de mi escritura, han desaparecido y me pregunto si se fueron, porque ya no tienen comida en los abundantes higos que dio la higuera, dejándome las huellas de su satisfecha comilona, por las piedrecitas blancas que cubren buena parte de mi siempre querido oasis o porque ya la parra de uvas blancas se han terminado en sus dulces racimos. Por todo ello pienso que han emigrado a otros lugares, buscando los insectos, larvas, gusanos ... y según he leído, hasta algún renacuajo y rana pequeña.
No, en el río Jarama en su tramo por Velilla de San Antonio, no deben de estar, pues no los escucho en mis paseos diarios por su ribera.
A decir verdad, los echo de menos en su insistente y bonito canto de flauta y de forma especial, en las primeras horas de esas mañanas primaverales, cuando salía al jardín lleno de violetas en sus comienzos de estación, para seguir en el color morado de los lirios y lilas y poder oler las rosas rojas, naranjas, amarillas, rosadas, blancas.... y también al transitar por las calles llenas de colorido, mientras observaba cómo los diferentes pájaros y en especial estos mirlos, se movían por el asfalto, en las calles y aceras con sus saltitos pequeños buscado algo qué comer.
Pasará el otoño con sus nostalgias y diferentes tonalidades en su camino hacia el invierno y yo no sé si estas aves migratorias que son los mirlos, llegarán a ser sedentarias para quedarse con nosotros en los inviernos, como ya parece que está pasando en algunas ciudades y pueblos de Europa.
De momento, en el lugar donde vivo, yo los estoy echando de menos en sus cantos que ya no oigo, ni los veo por las aceras, donde hace apenas unos meses, no se asustaban de mis pasos porque me gustaba contemplarlos en ese afán que tenían, de picotearlo casi todo.
En otros tiempos ocupaban los bosques donde hacían sus nidos, pero ahora, también pueden hacerlos en nuestros pueblos y ciudades, ¿estarán perdiendo el miedo a los humanos?
(c) Texto y foto: Luz del Olmo Veros
Los mirlos no cantan ahora pero no se van.. Oirás su silbo ya en enero o febrero, su canto de amor...o de borrachera de bayas fermentadas.
ResponderEliminar"El mirlo sale por lo verde y nos hace la vida suficiente " (J. R. J.)
Besos
Los he visto, silenciosos y otoñales...
ResponderEliminarPedro, pues yo no los veo, al menos en los lugares habituales de esta primavera-verano, ya pasados.
ResponderEliminarBesos