Con las fotos y videos de Elvira , la música y montaje de Miguel, ha salido este Homenaje a Machado. Esa tarde de otoño en Collioure la luz era muy apropiada para el recuerdo del poeta.
Ligero de equipaje. La vida de Antonio Machado. Ian Gibson, 2006
Mientras va avanzando el verano de 1912 Leonor tiene la alegría de saber que Campos de Castilla, que tanto le debe, ha colocado a su marido en uno de los primerísimos puestos de la poesía española contemporánea. Poco después de recibir los recortes de los dos artículos de Unamuno sobre Campos de Castilla, es decir a mediados de julio, Antonio contesta la comunicación que acaba de recibir de su madre, en la cual se ofrece juntarse con él y Leonor en Soria.
Carta de Antonio Machado a su madre
Queridísima mamá: Acabo de recibir tu carta por conducto de Don Vicente. Leonor se encuentra un poco repuesta de la última crisis. Yo he llegado a concebir la esperanza de que si se acentuara un poco su mejoría y cobrase alguna fuerza, pudiéramos ir a Madrid para que Hausser y algún especialista la tratase. Excuso decirte cuánto sería para mí tenerte aquí. Conviene esperar un poco, sin embargo, por lo que te he indicado. Por lo demás, Leonor también desea verte y hoy mismo me lo dice, aunque no le he leído tu carta y en lo sucesivo no le extrañará ni preocupará el que tú le hables de venir aquí, al contrario, le agradará mucho. Su deseo es también ir allá y, de no poder, que tú vengas. Mucho me entristece el haberte inquietado y entristecido tanto con mi última carta. Sería vano que tratase de ocultarte mi sufrimiento; pero también has de tener en cuenta que con las grandes calamidades vienen las grandes resignaciones; que yo tengo el consuelo de poderme consagrar a cuidarla y el cumplimiento de lo que el deber y el cariño me imponen, no pueden determinar en mí un estado de espíritu de violento y agudo dolor, sino de triste conformidad con lo irremediable. Te digo esto porque creo que sientes al par que la tristeza natural por la enfermedad de Leonor, una gran inquietud imaginando en mí un estado de ánimo vecino de la desesperación .No. Mi tristeza es grandísima, pero no puede tener nada de violenta. Tampoco tengo perdida toda esperanza en una mejoría, si no absoluta, relativa. Mi salud, por lo demás, no puede ser mejor. Es cierto que los sufrimientos morales siempre perjudican; pero hay algo mucho más nocivo a la salud que es la vida desordenada y ésta hace mucho tiempo que termina para mí, y hoy más que nunca mi vida está regularizada por las mismas necesidades de la enferma. Vivo ajustado a cronómetro y mi única expansión consiste en respirar aire puro. Aunque te parezca extraño, nunca he estado más fuerte de salud. Así, pues, queridísima mamá, no te acongojes tú por mi situación; el golpe terrible para mí fue el que llevé en París, cuando la enfermedad de Leonor nos hirió como un rayo en plena felicidad. Nuestro ánimo al fin se adapta a todo, y las ocupaciones y deberes que impone la misma desgracia so otros tantos cauces del dolor que lo alivian y mitigan .De eso sabes tú más que yo, pues que tu vida ha sido de continuo sufrimiento por los seres queridos .Además, la felicidad es simplemente una cuestión de egoísmo o de inconsciencia. Siempre tenemos motivos para sufrir; pero los únicos dolores que no denigran y que llevan su consuelo en sí mismos, son los que pasamos por los demás. El plan mío y el de Leonor es desde luego ir a Madrid, si la mejoría se acentúa pronto; en caso contrario que tú vengas aquí. Leonor me decía hoy: ahora puede la mamá Anita venir a ver a su niña. si su niña no va a verla a ella. Cuando nos escribas háblanos de tu viaje pues a ella le agradará saber que tú estás dispuesta a venir. A Manuel le escribiré uno de estos días .Hoy recibo dos crónicas de Unamuno sobre el libro muy hermosas en que habla de los dos con gran elogio. Te las remitiré. Mil abrazos para todos y mil besos para ti. Antonio.
La esperanza de Machado carece de fundamento. Unos pocos días después Leonor empeora gravemente. El 30 de julio Ana Ruiz llega presurosa desde Madrid. Al día siguiente, ya moribunda, Leonor recibe el Santo Viático. El 1 de agosto, a las diez de la noche, expira. Había cumplido los 18 años el 12 de junio.
Luz del Olmo (Pardilla, Burgos) es licenciada en psicología, profesora, poeta, es autora de los siguientes títulos: "Poemas que vuelan y juegan"(1990), "Si miras por la ventana" (1992), "Pasaban las estaciones al ritmo de los pájaros" (1996), "Juegos de luz" (Ed. Prima Littera, 1999), "Haikus para niños" (Ed. Verbum, 2006) y "Pequeña música para la luna"(Ed. Verbum, 2008).
Algunos de estos poemas han sido recogidos en libros de texto para jóvenes estudiantes en Francia, Suecia, Bielorrusia y Chile. Fue finalista en el premio Lazarillo del año 2000 con su novela para jóvenes "Las casas de Alicia". Ha participado con un poema dedicado a Nueva York en la exposición NYVISIONES, en el Instituto Cervantes de esta ciudad.
Luz del Olmo también participa en actividades de animación a la lectura mediante visitas a centros de enseñanza y bibliotecas.
En 2015 publicó la novela histórica "La fuente de los pájaros"
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Ligero de equipaje. La vida de Antonio Machado. Ian Gibson, 2006
Mientras va avanzando el verano de 1912 Leonor tiene la alegría de saber que Campos de Castilla, que tanto le debe, ha colocado a su marido en uno de los primerísimos puestos de la poesía española contemporánea.
Poco después de recibir los recortes de los dos artículos de Unamuno sobre Campos de Castilla, es decir a mediados de julio, Antonio contesta la comunicación que acaba de recibir de su madre, en la cual se ofrece juntarse con él y Leonor en Soria.
Carta de Antonio Machado a su madre
Queridísima mamá:
Acabo de recibir tu carta por conducto de Don Vicente. Leonor se encuentra un poco repuesta de la última crisis. Yo he llegado a concebir la esperanza de que si se acentuara un poco su mejoría y cobrase alguna fuerza, pudiéramos ir a Madrid para que Hausser y algún especialista la tratase. Excuso decirte cuánto sería para mí tenerte aquí. Conviene esperar un poco, sin embargo, por lo que te he indicado. Por lo demás, Leonor también desea verte y hoy mismo me lo dice, aunque no le he leído tu carta y en lo sucesivo no le extrañará ni preocupará el que tú le hables de venir aquí, al contrario, le agradará mucho. Su deseo es también ir allá y, de no poder, que tú vengas.
Mucho me entristece el haberte inquietado y entristecido tanto con mi última carta. Sería vano que tratase de ocultarte mi sufrimiento; pero también has de tener en cuenta que con las grandes calamidades vienen las grandes resignaciones; que yo tengo el consuelo de poderme consagrar a cuidarla y el cumplimiento de lo que el deber y el cariño me imponen, no pueden determinar en mí un estado de espíritu de violento y agudo dolor, sino de triste conformidad con lo irremediable. Te digo esto porque creo que sientes al par que la tristeza natural por la enfermedad de Leonor, una gran inquietud imaginando en mí un estado de ánimo vecino de la desesperación .No. Mi tristeza es grandísima, pero no puede tener nada de violenta. Tampoco tengo perdida toda esperanza en una mejoría, si no absoluta, relativa.
Mi salud, por lo demás, no puede ser mejor. Es cierto que los sufrimientos morales siempre perjudican; pero hay algo mucho más nocivo a la salud que es la vida desordenada y ésta hace mucho tiempo que termina para mí, y hoy más que nunca mi vida está regularizada por las mismas necesidades de la enferma. Vivo ajustado a cronómetro y mi única expansión consiste en respirar aire puro. Aunque te parezca extraño, nunca he estado más fuerte de salud. Así, pues, queridísima mamá, no te acongojes tú por mi situación; el golpe terrible para mí fue el que llevé en París, cuando la enfermedad de Leonor nos hirió como un rayo en plena felicidad. Nuestro ánimo al fin se adapta a todo, y las ocupaciones y deberes que impone la misma desgracia so otros tantos cauces del dolor que lo alivian y mitigan .De eso sabes tú más que yo, pues que tu vida ha sido de continuo sufrimiento por los seres queridos .Además, la felicidad es simplemente una cuestión de egoísmo o de inconsciencia. Siempre tenemos motivos para sufrir; pero los únicos dolores que no denigran y que llevan su consuelo en sí mismos, son los que pasamos por los demás.
El plan mío y el de Leonor es desde luego ir a Madrid, si la mejoría se acentúa pronto; en caso contrario que tú vengas aquí. Leonor me decía hoy: ahora puede la mamá Anita venir a ver a su niña. si su niña no va a verla a ella. Cuando nos escribas háblanos de tu viaje pues a ella le agradará saber que tú estás dispuesta a venir.
A Manuel le escribiré uno de estos días .Hoy recibo dos crónicas de Unamuno sobre el libro muy hermosas en que habla de los dos con gran elogio. Te las remitiré.
Mil abrazos para todos y mil besos para ti.
Antonio.
La esperanza de Machado carece de fundamento. Unos pocos días después Leonor empeora gravemente. El 30 de julio Ana Ruiz llega presurosa desde Madrid. Al día siguiente, ya moribunda, Leonor recibe el Santo Viático. El 1 de agosto, a las diez de la noche, expira. Había cumplido los 18 años el 12 de junio.
lunes, 03 marzo, 2008
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