DOS POEMA DEL OTOÑO.

(c) David

Vuelve un ciclo de alma gris

con flauta dulce y guitarra

cuando soy una hoja sola

que trae y lleva el viento

en un otoño de naipe.

Han llegado en confidencia

las horas de ojos oscuros

y percibo en las señales

de los patios y jardines

el final del fogoso estío.

Adiós a los rincones solitarios

llenos de paz y frescor.

¿Se irán los atardeceres lentos

reflejados en el agua?

Van pasando las lunas llenas

repletas de rumor y símbolos.

Nunca dejaré la memoria

del amor y la amistad.

Porque un universo existe

se abren paso entre las nubes

las palabras desgastadas

que van de ocasos a auroras

reflejando entre las luces

estas vueltas que da el tiempo.

Luz del Olmo

Hay una tarde de verano que se apaga

en los albores de la melancolía.

Las hojas del otoño están presentes

en el silencio de las nubes

que corren paralelas

a un cielo inmensurable

cambiante de colores y sonidos.

La viajera ha recorrido ya,

la mitad del largo viaje.

Sabe, como todos, su último destino,

y desconoce, cuántos trenes ha de coger aún.

Ignora los paisajes,

las noches del invierno

y los campos de amapolas que verá.

Conoce y ha conocido

a muchos compañeros

que se apean en distintas estaciones

y buscan otro tren próximo a partir.

Algunos, no viajarán ya más .

Otros, pernocta y se detienen

en tierras alegres y ciudades de pasión.

Los hay, quien como ella,

siguen en su viaje casi eterno

por rutas diferentes,

llevando en su retina

estas tardes de verano que se apagan

y se duermen en la huella intermitente

que es el tiempo

disfrazado de caminos infinitos.

Luz del Olmo