En esta obra de teatro , del escritor
neoclásico Leandro Fernández de Moratín y titulada El sí de
las niñas, todos los personajes
dicen sí.
La
obra se desarrolla en una sala de paso de una posada de Alcalá de
Henares que en el transcurso de diez horas, tiene un único hilo
argumental: Don Diego, hombre importante, rico y rozando los sesenta
años, se ha enamorado de doña Francisca, niña adolescente. Con la
complacencia e interés de la madre de la chica, quiere llevar a buen
término, un matrimonio tan desigual. La trama se complica con el
amor que siente Doña Paquita por Carlos que además de militar, es
el sobrino de D. Diego y la corresponde con el mismo sentimiento
que ella le tiene, erigiéndose en su salvador.
El
final es el más feliz de todos los posibles y con ello se termina
la obra.
Los
personajes son siete y todos dicen sí:
DO
DIEGO da su sí a doña Irene, madre de la niña que lo ha urdido
todo,pero también dice sí al amor que sienten Carlos y Doña
Paquita, quedando el personaje engrandecido al tomar esta decisión.
Sin embargo, no es íntegro en su trayectoria ya que al principio le
oculta a su sobrino la boda tan desigual que pretende realizar.
DON
CARLOS, dice sí a Paquita de la que lleva dos años enamorado, dice
sí a ser su salvador de lo tramado por su tío y la madre de
Paquita, pero dice no, al saber que su tío es su competidor, huyendo
sin hablar cara a cara con su amada, dejándole tan sólo un papel de
despedida explicándole los motivos y sin enfrentarse con D. Diego
para exponer sus sentimientos.
DOÑA
IRENE es la que dice sí a todo lo que le interesa y sin dobleces.
Sabe lo que quiere, como es la boda de su hija sin amor con el rico y
viejo D. Diego, con el único propósito de beneficiarse ella.
DOÑA
FRANCISCA , dice sí a D. Carlos, y obligada por su madre y las
circunstancias de la trama, también dice sí a su progenitora y a D.
Diego, aunque con ello diga no, a sus verdaderos sentimientos. No
sabe defenderse por sí misma,- ya sé que son otros tiempos- y
necesita un salvador que mira por donde, vendrá a ser D. Diego y no
D. Carlos.
Los
criados RITA, SIMÓN Y CALAMOCHA, dirán siempre sí a sus amos Doña
Francisca, D. Diego y D. Carlos, pues aunque tienen confianza, nunca
osarán en decirles no que para eso les están sirviendo.
Luz del Olmo
Etiquetas: Lectura de la Acequia, Moratín
5 Comments:
¡Bien visto! Pero ya ves, la virtud de Moratín es hacer que todos, diciendo sí, terminen haciendo lo correcto: comedia de costumbres que intenta cambiar la moralidad antigua por una nueva sin hacer sangre...
Besos.
jueves, 05 junio, 2014
Realmente demasiados síes en este siglo XXI, aunque no tantos en el XVIII. Aun con ello, a mí en la relectura, la sumisión de don Carlos y la renuncia a su amor me ha parecido forzada.
viernes, 06 junio, 2014
Hay síes buenos y síes malos. "El sí de las niñas" hace triunfar a los síes libres frente a los síes forzados. Libertad, algo difícil a principios del XIX. Libertad de amar, la principal.
Besos, Luz.
sábado, 07 junio, 2014
Anda que no siguen esos síes interesados y desiguales en nuestros días. No me extraña que abundaran y perduren las viudas. También a la inversa existe, pero menos.
Bien hilado el argumento alrededor de la afirmación.
Un abrazo.
miércoles, 11 junio, 2014
Me gustó mucho tu poder de síntesis, Luz. Una época dura para expresar los verdaderos sentimientos y vivir acorde. Aún hoy, en el mundo, lo seguimos viendo.
Besos
miércoles, 11 junio, 2014
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