Muchos
años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel
Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su
padre lo llevó a conocer el hielo.
¿
Cómo olvidar el empiece de
Cien años de soledad, del
Premio nobel Gabriel García Márquez, Gabo, para los amigos?
Recuerdo
haber leído este libro en un verano de hace ya bastantes años y en
mi biblioteca personal guardo la cuarta edición de la editorial
Cátedra que se publicó en 1991. Es muy posible que fuera en esas
fechas, cuando en las tardes del mes de julio o agosto , yo degustara
cada palabra que el autor me iba dejando, para meterme en el pueblo
de Macondo y toda la familia de los Buendía ,y, menos mal que
venía el árbol genealógico para situarme en ese maremagnum de
nombres donde los Josés Arcadios y Aurelinos , con sus mujeres ,
hijas e hijos, se van sucediendo , mientras yo iba sumergiéndome en aquel
mundo mágico, combinando realidad y ficción, hasta quedar
atrapada en aquella lectura de verano, según mi memoria , que sé
es traicionera, selectiva y mentirosa, para verme en el recuerdo,
disfrutar a la sombra de una higuera que tengo en el jardín.
Hoy
en este comienzo de otoño de 2018, vuelvo a encontrarme con toda la
saga de los Buendía y creo comprobar que las palabras de García
Márquez, me siguen atrayendo con su prosa densa, imaginativa,
llena de sugerencias que me hacen pensar y escribir.
No
es lo mismo leer el libro a los cuarenta años que a los setenta,
porque descubres mucho más, ya que tu propia experiencia de la vida,
te hace degustarlo mejor y paladearlo más. Al menos esa es la
impresión que tengo, cuando llevo leídas unas ochenta páginas.
Sé
que en mis próximos comentarios a este primero, no voy a descubrir
nada de lo que se haya escrito , pero intentaré dar una visión
muy personal de lo que me vaya ocurriendo según las sensaciones,
sentimientos o emociones que mi imaginación sepa captar a través de
las páginas de este conocidísimo y estudiado libro.
Etiquetas: Cien años de soledad. Gabriel García Márquez, Lectura de la Acequia
3 Comments:
Buenos días , Luz. De acuerdo con todas tus palabras.
También lo leí hace años y ahora descubro frases que entonces, pasaron inadvertidas. Debido a otros quehaceres lo voy leyendo con pausa, pero disfrutando de la lectura.
Un abrazo
miércoles, 26 septiembre, 2018
Los libros no cambian. Cambiamos los lectores. Lo bueno es que vemos lo que antes no vimos. Ahora veo el poso amargo más que el dulce. No me acordaba de que el final era tan triste.
Leeremos nuestra última página y desapareceremos como Macondo.
Veamos la parte vitalista del escritor.
Enriquece compartir lecturas.
Besos
jueves, 27 septiembre, 2018
Solo los grandes libros resisten relecturas. Y leerlo con años de diferencia nos descubre un nuevo texto. ¡Adelante!
lunes, 01 octubre, 2018
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