martes, septiembre 24, 2024

LOS AMORES



 A  ellos  los contemplo desde el camino que me lleva a la Fuente de los pájaros. Y en el paseo cada vez están más cerca de mí. 


Después de pasar por el asfalto, llega un momento que el sendero se convierte en casi una carretera llena de baches y piedrecitas que se escapan del alquitrán. Después una rotonda de no hace muchos años, nos indica que por arriba pasan los coches de la Nacional I, mientras yo me sumerjo en un pequeño túnel abierto, donde sus paredes  están llenas de  churretones formados por la lluvia, de tal forma, que parecen un cuadro abstracto. No obstante,  al salir de este surrealismo, los diviso allá a lo lejos a esos álamos que siempre quise, pues forman una alameda y mientras camino, noto cómo me voy acercando cada vez más al objeto de mi deseo: el mirar, si es que me deja la maleza, cómo la Fuente de los  Pájaros,  todavía es capaz de manar agua pura  y cristalina, después de atravesar por el arroyo permitiéndome  pasar, aunque sea mojándome un poco, hasta el otro lado, donde me espera el agua cantarina, que nunca se  borró de mi memoria. 


No siempre tengo la oportunidad de comprobarlo, pues a veces, como este tiempo de atrás me ha ocurrido, el arroyo de Ríofresno está seco y ya no se forman  esas pequeñas  balsas de agua, donde en tiempos de mi niñez existían al menos dos de  estos remansos, para poder lavar y aclarar, las sábanas y luego tenderlas   por la amplia pradera, a una y otro lado del arroyo,  donde las  aguas  limpias y transparentes, eran acompañadas  a veces, por el  ulular de los árboles,  si al viento suave y fresco le daba por despertarse. 


Este año, cuando quise pasear por  allí, todo esto que anida en mis recuerdos, ha desaparecido. Las balsas de agua que se formaban con el arroyo de  Pardilla, que nace en Honrubia, claras y trasparentes,  ya no existe  y  no se necesita ir colocando los pies en determinadas piedras para pasar  y seguir el camino de Fuentenebro, no solo por la cantidad de maleza que existe a su alrededor, sino también porque el Arroyo, se ha secado y no he podido comprobar  si mi querida Fuentes de los  Pájaros aún  seguía manando para preguntarme  ¿ y si el agua  ha desaparecido? ¿o su manantial es tan pequeñito, que no tiene fuerza para llegar hasta el camino? Las malas hierbas que han crecido  por todos los lados,  no han dejado  nacer a  los juncos y berros,  que siempre estuvieron ahí. 


Existen varios tipos de amores y todos ellos, sino los cuidamos, puede venir un tiempo de sequía, que hasta los manantiales de siempre se queden,  sin su constante alimento. 


(c) Texto y fotos Luz del Olmo Veros 


1 comentario:

  1. De los álamos vienes, de ver cómo los menea el aire. Y con ellos viajan los recuerdos. Hermoso.

    ResponderEliminar