Hace ya varios años, yo vivía dentro de la caverna de mis pensamientos, a los que me había llevado, durante algo más de doce meses, el miedo.
Pasado ese tiempo, decidí que debía salir del estado de incertidumbre en el que me encontraba, y fue entonces, cuando en un acto de pequeña valentía, me propuse caminar por los senderos de mi infancia feliz, hasta que una mañana, por sorpresa, la naturaleza me regaló, estos paisajes de primavera, para comenzar a recuperarme, llegando a encontrar la alegría, que desde siempre, estuvo conmigo.
Reflexionando un poco, recuerdo que no ocurrió de repente. El proceso fue sosegado, lento... y lo que más contribuyó en la cura, fueron las PALABRAS, en sus distintas formas: lectura, escritura y en especial, las escuchadas y pronunciadas, por amigas y amigos, las que vinieron hasta mí, en los días de autoconfinamiento, en el que me había sumergido.
Mientras pienso en aquello que me pasó, hace ya varios años, mis ojos miran la estantería de esta habitación propia donde escribo, para tropezarme con un libro regalado y olvidado, porque ahí lo dejé, sin hacerle el menor caso.
Cuando termine de releer El mundo de Sofía de Jostein Gaarder, necesariamente tendré que pasar mis ojos por las 732 páginas, que Irving Wallace escribió en su libro, La Palabra.
(c) Texto y foto: Luz del Olmo
Etiquetas: Mis fotos. mis textos
6 Comments:
Las palabras que se hacen nuestras nos ayudan y explican, pero también esos paseos por la naturaleza, que siempre acoge.
sábado, 23 mayo, 2020
En la caverna vivimos entre sombras que nos engañan. Las palabras son buenas amigas y los paisajes de la infancia también.
sábado, 23 mayo, 2020
... esa angustia cuando no encontramos las palabras...
jueves, 28 mayo, 2020
Pedro, que importante es la palabra siempre, pero creo que en especial en determinadas circunstancia. De los paseos por la naturaleza, bien sean en solitario o acompañados, son también muy, muy importantes, para conseguir un cierto equilibrio conmigo misma.
Besos
jueves, 28 mayo, 2020
Sor Austringiliana, se nota que ha leído su reverencia a Platón.
Las palabras, dichas con cariño y amor, siempre nos van a curar, pero aquellas que están llenas de odio, mejor hacer oídos sordos, que por desgracia también las hay.
Toque de tocas
jueves, 28 mayo, 2020
Carmen a veces intervienen demasiado las emociones y es entonces cuando las palabras se pueden enredar, pero a buen entendedor, pocas palabras bastan.
Besos
jueves, 28 mayo, 2020
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