LA METÁFORA DEL MIRLO
Silbo de mirlo.
Melodía del aire,
muy de mañana.
Como el primer relámpago en una tormenta, Pedro Ojeda Escudero, en este diario de un confinamiento, nos deja en sucesión de estrofas, el canto agudo y acelerado del mirlo que empieza a cantar, en una temprana primavera, cuando todavía no ha finalizado el invierno.
Y sus notas, que ya nos dejó esparcidas, en su blog La acequia - blogger, las escuchamos al seguir la melodía, de un vivir que nunca antes tuvo tan especial sonido.
Según avanza nuestra lectura, le vamos acompañando en una angustia contenida que él nos va transmitiendo, en la claridad y ausencia de luz, mientras mira el paisaje de todos los días y cómo se fija en lo que antes no podíamos apreciar, por estar inmersos en la rutina de los días que pasaban y nosotros con ellos, sin apreciar los diferentes tonos que muestra la naturaleza, cuando de verdad miramos y vivimos reteniendo los instantes que quiere brindarnos el tiempo, sin dejarlos volar, porque andamos demasiado entretenidos, en las cosas que van y vienen.
De pronto algo extraordinario, nos hace parar y es entonces, cuando Pedro, y, nosotros con él, se da y nos damos cuenta, de lo esencial en el vivir cotidiano, para escribirnos y describirnos, ese antes y un después. El escritor y profesor de literatura, mira hacia el interior de sí mismo, para que cada lector o lectora, pueda mirar el suyo.
Una vez en estado de quietud, aunque sea impuesta, somos capaces de escuchar las notas que cada mañana nos va dejando este ave de pico amarillo, en las reflexiones de Pedro Ojeda, sobre la naturaleza y la literatura, deteniéndose en sus autores preferidos, pues no en vano, lleva muchos años enseñando esta disciplina, para llevarnos hasta la política y sus políticos en el devenir cotidiano, con nuestras filias y fobias, sin olvidar la cultura y sus avatares, donde también tiene una amplia experiencia, presentándonos a las personas amigas, que en su recuerdo, permanecen cercanas, aunque se encuentren lejos, junto a los familiares que caminan por lugares que ahora él no transita, siendo especiales y emotivas las dedicadas a sus seres queridos que ya se fueron para no volver.
Al llegar el mes de mayo, el poeta nos va mostrando cómo la tan ansiada desescalada le va a permitir faldear la sierra, durante tantos días vista solo en horizonte y también disfrutar por las calles de Béjar para volver a casa con una felicidad intensa. Creo que la mayoría de las personas que leamos estas estrofas, que Pedro nos va dejando en el libro, nos sentiremos identificadas con sus palabras, a excepción hecha de aquellas otras que parece amanecieron, en estos días, con el llamado síndrome de la caverna, cuya existencia yo ignoraba. Y no por llegar mayo, va a dejar de analizar nuestros comportamientos y en especial el de los políticos apuntando que todo es confusión, cuando debería haber más sosiego para el análisis...
También el autor de esta Metáfora del mirlo, nos va dejando en diferentes páginas algunos de sus poemas, como el escrito el Sábado nueve de mayo y dedicado a los vencejos que él observa :
...Dan la vuelta, buscándonos. No saben
que nos pasa, de dónde , de qué parte
nos nace esta tristeza tan cerrada......
Pedro, en este diario desde el 12 de marzo, hasta el 25 de mayo, del fatídico 2020, nos hace pensar en cómo la incertidumbre, que siempre estuvo y está ahí, es muy parecida al canto del mirlo cuando algo le espanta y lanza un sonido distinto al que nos tiene acostumbrados, porque entonces, nos detenemos, para escucharle con más atención, mientras su melodía llega a nuestros sentidos y nos hace reflexionar, sobre todo aquello que pasaba y no éramos capaces de ver, al igual que ocurre con la esquina de una calle, donde la sombra y su desplazamiento, mantiene su juego diario con la luz.
Y cuando ya, poco a poco, se va restableciendo por fases la libertad escribe que desde la sierra no me he visto mirar por las ventanas. asumiendo en esta frase que somos imperfectos, pero que también nos podemos dar cuenta de ello.
Felicidades Pedro por esta Metáfora del mirlo y también a Mayca, por ser tu compañera en todos los momentos y en especial, en este conticinio que nos ha puesto la vida de la que formamos parte.
Besos
(c) Luz del Olmo
Etiquetas: Criticas de libro. La Metáfora del mirlo. Pedro Ojeda
6 Comments:
Muchas gracias por esta cariñosa lectura, Luz. Esta vivencia, que fue común e individual, nos lleva hacia adentro. ¡Ay de los que no lo hayan hecho! Como sabes, tuvimos oportunidad de hacer videollamadas varias veces durante el confinamiento y fue una de las alegrías más intensas saber de vosotros.
Y ese maravilloso haiku de arranque...
Un beso.
sábado, 07 noviembre, 2020
Pedro,Me alegra que te haya gustado lo que he escrito.
Sí, compartimos confinamiento en la distancia y al leerte, me he sentido iidentificada, en tus palabras.
Besos
sábado, 07 noviembre, 2020
Habéis expresado muy bien el día a día de aquellos días en que perdimos de golpe muchas cosas, entre ellas nuestra libertad que era lo de menos. Besos. Seguimos en la batalla.
domingo, 08 noviembre, 2020
Sor Austringiliana, seguiremos en la batalla. ¡No queda otra!
Un toque de tocas.
domingo, 08 noviembre, 2020
Maravillosa entrada Luz y maravilloso el libro de Pedro.
Un abrazo enorme.
lunes, 09 noviembre, 2020
Gracias Rita. Ya veo que tú también has leído el libro de Pedro.
Muchos besos también para ti.
lunes, 09 noviembre, 2020
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