No es ningún magnolio que crece en una calle estrecha de un barrio antiguo, como sí lo es en la prosa poética OCNOS de Luis Cernuda de quien hurto los títulos.
El árbol que yo diviso y del que quiero escribir, tiene el mismo color, sin ser rojo, no ser azul, pero sí dándole una apariencia en sus flores entre un rosa fuerte y el color fucsia que nacen en primavera y que en Pardilla, solo existe uno en especial, aunque últimamente he visto algún otro, que ha florecido en estos nuevos tiempos y por ello es solo un arbusto.
Este Árbol del amor, me han indicado, sin ningún rigor científico, que es llamado de Júpiter y que tiene un segundo nombre, Árbol de Judas, pues parece ser, según la leyenda, fue este árbol el que le sirvió al discípulo traicionero de Jesús, para colgarse de él y morir ahorcado.
En cualquier caso, se llame de una forma y otra, me doy cuenta, que no tengo de él ningún recuerdo de mi infancia, porque debió de ser plantado ya después, o quizás haya surgido de una semilla, cuando en mis años de primera juventud, yo pateaba las calles de Madrid, porque mi oficio por entonces, era ser vendedora de perfumes, pues la vida no me lo puso nada fácil, y tenía que subir y bajar las escaleras de muchas casas antiguas, para vender aquel lote de un perfume, que olía para mi gusto, bastante fuerte, al que añadiamos un tubo de pasta de dientes, por 25 pesetas y de esta forma, conseguía poder sobrevivir, en aquel Madrid de mis 17 años.
Y como voy siguiendo a Luis Cernuda, diré que el árbol que existe en Pardilla, solo florece en alternancia con los años que son pares para crecer en solitario, en unas escaleras que hay a la salida o entrada, de las dos casas que le dan cobijo.
Es este Árbol del amor, el que da una pequeña y casi imperceptible sombra, cuando se encuentra en el álgido de su floración. Al estar el pueblo en ladera puedo verlo y por una pequeña abertura, que me dejan otras escaleras de cemento y piedra, puedo divisar algo de la Plaza Mayor, para mirar a lo lejos, los campos ya en el verde de los cereales, pues en el mes de mayo, la primavera tiene su punto culminante en nuestras tierras.
El año pasado, estaba feo y sin flores. Deseo que este año que tiene número par, vuelva a darnos la bienvenida.
(c) Texto y fotos: Luz del Olmo Veros
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8 Comments:
Conozco un magnolio inmenso y hermoso, en Béjar. También más humildes en jardines e, incluso, en un patio interior de mi Facultad.
El árbol del amor, además de su enigmático nombre, me gusta el alarde de colores, sobre todo en entornos tan previsibles como los de nuestra tierra.
Y de Cernuda...
Besos.
lunes, 15 enero, 2024
Los poetas a veces os metéis en un "jardín", galimatías botánico. El Árbol del Amor florece en primavera y no tiene nada que ver con el Árbol de Júpiter que florece a finales de verano casi en otoño, solo tienen en común el color de sus flores rosa fucsia. En mi paseo habitual están los dos juntos, los conozco bien, casi los saludo, junto a un monumento a Cervantes. Pero si un poeta se empeña hasta las pupilas pueden ser azules.¿Y el magnolio? Florece en junio, flor grande y blanca, hoja con brillo acharolado, la saludo cuando paso junto al centro de adultos, mi último trabajo. ¿Qué cuenta Cernuda sobre tan majestuosa flor? Seguro que le inspiró y a ti también.
martes, 16 enero, 2024
Pedro, yo no entiendo tanto de árboles como tú, a decir verdad, entiendo más bien poco. Pero lo que yo quería era relacionar el magnolio del que escribe Cernuda y nada que ver, con lo que escribo yo, porque en realidad, lo que quiero dejar aquí, con estas prosas, es mi vida, en el devenir de los años, pero otra cosa es que lo consiga.
Un poco contrasté que sus flores podrían tener semejanza en el color, pero.....parece que me he equivocado. Quizás rehaga la entrada.
Entiendo también esos puntos suspensivos en Cernuda.
Besos
martes, 16 enero, 2024
Sor Austri, ahora me doy cuenta por su comentario que estuvimos hablando de estos árboles y los he confundido por querer hacer un símil que me convenía para estas prosas que me traigo entre manos.
En fin, como ya sois dos los que me recrimináis un poco, mi equivocación, lo volveré a mirar, pero yo creo haber visto en Internet, que claro no siempre dice la verdad, que las flores del magnolio y del árbol que crece en mi pueblo, eran parecidas en el color.
Besos
martes, 16 enero, 2024
Puede ser que haya variedades de magnolia de color rosa.Yo solo conozco las blancas. Besos.
martes, 16 enero, 2024
Los árboles son todos vistosos, aunque no lleguen a florecer.
martes, 16 enero, 2024
Pues si Carmen, al igual que las personas, son únicos e irrepetlbles, aunque pensemos que en apariencia son iguales.
Besos
miércoles, 17 enero, 2024
Great blog
sábado, 03 febrero, 2024
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