martes, mayo 07, 2024

EL MAR, SIEMPRE EL MAR


Te conocí por la noche, cuando todo estaba oscuro  y en tu playa  sentí las piedras que te iban acompañando. Me diste miedo en el sonido. Te imaginaba, grande, enorme, infinito y con mucho poder. 


Yo que nací en el  corazón de Castilla, llegué a ti,  con mis diecisiete años cumplidos. Unos meses antes Mari Tere, mi amiga de entonces y que ahora he recuperado, me convenció para que viajaramos  juntas a Estepona (Málaga)  y   fue allí, en esa playa poco arenosa de aquellos  años de 1966, cuando  ella, me indicó  que no tuviese miedo y que al  volver a verte con la luz de la mañana, bien  podía quedar sorprendida, al mirar  toda tu belleza.


Y así fue, pero me seguías dando algo de  temor. Tus aguas ya eran azules y no negras, como yo las imaginé en la noche anterior  y comencé  a caminar, con mucha cautela por la orilla, donde con tus constantes olas, ibas y volvías   sin esconder tu ruido. Se calmó un poco mi  alerta, porque veía tu agua cristalina y limpia que acariciaba mis pies. No obstante, si te acercabas más de lo normal, para jugar con  tus olas,  creía que en un momento de mi despiste, me llevarías contigo. Algo imposible, pero el miedo a lo que no conoces, tiene por real, lo que solo es imaginario. 


Con el tiempo nos fuimos haciendo amigos tú y yo, porque la atracción de tus aguas, era más fuerte que aquel pavor del principio,  aunque siempre fui muy cautelosa contigo y si ahora disfruto  con tus malas pasadas, cuando la ola llega sin avisar, todavía me queda algo de aquella imagen de nuestro primer encuentro.


Aprendí a nadar muy poco, por eso lo que más me gusta es caminar hundiendo mis  pies, en la arena fina de tus playas, mientras miro y observo, todo lo que se va extendiendo a nuestro alrededor, para oír esa canción que en la oscuridad querías cantarme y yo, por desconocimiento,  solo podía temblar .


Después te he visitado en varios lugares, donde ejerces no solo de mar sino que llegas hasta ser un océano, siempre con  tus olas,  iguales pero  distintas y  en más de una ocasión,  a veces  me has pillado ensimismada mirándote y aunque  enamorada de  ti,  sin ser capaz de alejarme  demasiado de tu orilla, quizás esa cautela que tuve al conocerte, se quedó incrustado en  mi mente,  para  permanecer  a lo largo de los años.


También  te  he visitado desde barcos pequeños,  medianos,  grandes... y hasta en más de una ocasión, he dormido en ellos, porque mis viajes hacia a  ti,  han recorrido los diferentes lugares donde te encuentras  y así,  te he  conocido en ciudades  y  pueblos de Europa, donde  las playas  grandes y bellas, se van sucediendo,  pero donde tus aguas no son  tan cálidas, como las que bañas en nuestras costas de España. Lo que sí me llamaba la atención era en algunos lugares como en Francia o Reino Unido,  junto a los Países Nórdicos, tus subidas y bajadas en esas mareas que te da por mover tanto el agua, eran rápidas y espectaculares  y comparándolas con las que he visto en nuestras costas españolas,  son, algo más comedidas.


Si algo distinto quedó en mi retina, fue aquella vez que vimos    cómo la nieve en un mes de abril, había llegado hasta las playas de Riga en Letonia.  Yo no he vuelto a ver una playa tan nevada, como la que entonces disfruté por su gran novedad. 


Allá en los lugares dónde puedes llegar con tus subidas  y bajadas de agua, también tendrás  su belleza,  cuando vas recogiendo a los ríos en un gran caudal, para arrastrarlos contigo  y donde te sentirás, con un gran poder. Por ello creo que un poquito del miedo que sentí al conocerte también lo saben todas las personas que te conocen, te cuidan y viven de ti y  sino hay  miedo, si al menos, mucho respeto. Nos has demostrado que tu furia, puede hacer también mucho daño, por ello al contemplarte,  te suelo mirar desde lejos. 


 



(c) texto y foto: Luz del Olmo Veros 





            

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7 Comments:

Blogger la seña Carmen said...

La mar...¡Qué bonito texto!

miércoles, 08 mayo, 2024

 
Blogger Pedro Ojeda Escudero said...

Los que somos de tierra adentro y nacimos en la época en la que no se viajaba tanto, recordamos siempre nuestro primer contacto con el mar...

miércoles, 08 mayo, 2024

 
Blogger Sor Austringiliana said...

Laa olas vienen y van con el ritmo de las comas de tu texto.
Besos

miércoles, 08 mayo, 2024

 
Blogger Ele Bergón said...

Muchas gracias Carmen, para mí el mar es muy importante, pero todavía me sigue inspirando bastante temor.

Besos

jueves, 09 mayo, 2024

 
Blogger Ele Bergón said...

Pedro, son recuerdos que no se olvidan, pues tienen algo especial, creo que para muchas de las personas que somos de tierra adentro.

Besos

jueves, 09 mayo, 2024

 
Blogger Ele Bergón said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

jueves, 09 mayo, 2024

 
Blogger Ele Bergón said...

Sor Austri, las olas van y viene, las comas también, no sé si me habré pasado con esas comas, pero últimamente los textos me van saliendo así.

Besos

jueves, 09 mayo, 2024

 

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