lunes, julio 28, 2025

LOS POETAS Y LOS MITOS


  

                                                         

 LUIS CERNUDA, nos dice  en una de sus prosas de OCNOS, que: "Bien temprano en la vida, antes que leyeses versos algunos, cayó en tus manos un libro de mitología".


No ha sido este mi caso, pues creo que cuando yo llegué a la mitología y siendo consciente de ello, ya había  escuchado  en la voz de mi hermano Victoriano, que por entonces era pastor de ovejas, el famoso romance titulado: La loba parda. Versos que bien se quedaron en la memoria que se ocupa de retener en el tiempo, lo que es muy difícil de olvidar. 


En lo que se  refiere a la mitología, no la descubrí hasta más tarde, cuando el famoso poema de La Odisea,  la  mi ya nombrada profesora de Literatura,  monja y directora del colegio a la que llamábamos la madre María Antonia, gran entusiasta de todo aquello que  estuviera escrito y   sin llegarme a nombrar ninguno de los magníficos autores que tuvieron que salir fuera de España o bien fueron asesinados, como Lorca, o desterrados como lo fue el gran Antonio Machado. La  censura franquista, nos lo  tenía prohibido. Manuel Machado sí, pero nada de su hermano.


Al ser una niña  que estaba pasando a la adolescencia,  no era tan capaz  como el autor sevillano,  de darme cuenta  de esa  tristeza que le parecía a Cernuda la religión que en mi caso, estaba sustentada en la dictura de ese general llamado Franco, dónde estaba prohibido poner en duda cualquier aspecto de la vida que llevábamos entre misas, rosarios y oraciones al Todopoderoso Creador, sin cuestionarme en ningún momento, aquella España gris de los años  sesenta, dónde la religión lo inundaba TODO.


Sin embargo, tengo la  anécdota de cómo el padre Ángel,  capellán de las monjas que vivía en una casita en un lugar del enorme  patio que teníamos, un día cuándo ya  se iba a jubilar o más bien retirarse de sus oficios  religiosos, pues padecía del corazón, me dejó en una de esas  estampas de aquellas  en blanco  y negro, estos versos que después  me he dado cuenta, pertenecían a Miguel Hernández : 


El odio se amortigua, 

detrás de la ventana,

será la garra suave,

dejarme la esperanza.


Recuerdo que de tanto leerlos, me los aprendí de memoria. Después de varios años, un día los recordé y entonces  comprendí  que don Ángel era un seguidor del poeta de Orihuela, nacido en 1910. 


Siempre he tenido  esos versos guardados en un  misal, pero cómo más de una vez me he cambiado de casa, por más que los busco, no acabo de encontrarlos, pero de mi mente nunca  se han borrado.



(c) Texto y fotos: Luz del Olmo Veros 





3 Comments:

Blogger Sor Austringiliana said...

Un libro de misa estaba lleno de mitología cristiana y nos lo daban a temprana edad.Un cura que sabía versos de Miguel Hernández era algo excepcional en aquel tiempo. Un hallazgo.
Besos

miércoles, 30 julio, 2025

 
Blogger Pedro Ojeda Escudero said...

Donde mejor se guardan los recuerdos.

jueves, 31 julio, 2025

 
Blogger La seña Carmen said...

Entre mis mejores recuerdo y archivos esa Loba parda de tu hermano Victoriano.

domingo, 03 agosto, 2025

 

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