(c) Luz
NOCHE PRIMERA
La noche es lúgubre
tan solo iluminada
por esos relámpagos
con luz instantánea
anunciando lágrimas
donde cobijar mi dolor.
Quiero morir
mas no he de hacerlo
sin ella.
Necesito sentirla,
tocarla, amarla
en la quietud de su
tumba.
Solo no puedo;
preciso la ayuda de él.
Ya viene, lo adivino
a lo lejos
en esta noche
de
estremecida oscuridad.
Noto su miedo mientras
se acerca.
Por fin estamos, estoy
donde mi deseo
es mi único atisbo de
vida.
La fría lápida
que tantas veces besé
con mis ígneos
labios,
ha de moverse,
para volverla a ver
en forma de luz blanca.
Él no comprende
a quién espero,
por quién peno.
Es por ella, mi amada,
por la que trago ( y
tragamos)
el fétido olor,
mientras inmundos
gusanos
abrazan mi pie
a la luz de un farol.
Su belleza ¿dónde
está?
¿qué fue de aquella
vida,
ahora trocada en
muerte?
Va llegando el día
y yo sigo en sombras
que insistentes me
arropan
en el culmen de su negrura.
He de volver, amada
mía,
ahora que te has
convertido
en fétidos huesos,
para llevarte a mi casa
y allí, después del
fuego,
seremos cenizas los
dos.
Luz del Olmo Veros
Etiquetas: José Cadalso, Lectura de la Acequia, Noches lúgubres
5 Comments:
Poetizar esta obra desde el interior del alma atormentada de Tediato... buena idea, Luz.
jueves, 21 abril, 2016
Esto está resultando demasiado gótico. Estoy empezando a casi soñar con fantasmas. Casi al final he empezado a temblar.
jueves, 21 abril, 2016
Viscosos besos serían. Pero necesita contacto físico...aunque sea con la podredumbre. Tu poema nos mete dentro del pensamiento de Tediato. Locura.
Besos Luz.
domingo, 24 abril, 2016
Como dice Abeja, locura, necrofilia... En fin...
miércoles, 27 abril, 2016
Jaja y no sigo escribiendo porque se me queda viscoso el dedo....
miércoles, 27 abril, 2016
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