IMITANDO A JUNG*
A los cuatro años de mi corta existencia, murió mi amiga y vecina Elenita.
Tengo un claro recuerdo de su cara despejada y morena, donde le caían dos trenzas de pelo largo y negro.
Ella había nacido tan solo un mes después que yo y aunque a esta edad, tanto niñas como niños juegan en solitario, a pesar de hacerlo en compañía, estoy bastante segura, de que ninguna de las dos, habíamos cogido un juguete artificial con nuestras manos.
Eran tiempos difíciles y Elenita se marchó, sin apenas conocer, lo que era el vivir de cada día en aquellos años cincuenta de nuestra posguerra. Sin embargo su madre, la señora Gregoria, el pasado 13 de febrero, cumplió sus flamantes cien años. Siempre que puedo la visito y en la conversación nunca olvidamos a la niña que se le fue, por culpa del médico, me repite en su clara conciencia que aún mantiene, en el centenario de su longeva vida. Su mente sigue tan lúcida, que es capaz de contestar correctamente, a las preguntas de los concursos de nuestra actual televisión, con los cuales se entretiene, y, donde muchos jóvenes de este siglo XXI, yerran en la respuesta.
Felicidades Señora Gregoria por esos flamantes 100 años .
*Estoy leyendo el libro Recuerdos, sueños, pensamientos del médico psiquiatra y psicólogo suizo C.G.Jung, donde va contando su vida a través de sus sentimientos. Al leerlo, en algo me identifico con él, y decido imitarle.
(c) Texto y foto Luz del Olmo
Etiquetas: Elenita., Imitando a Jung, mis fotos, mis textos
2 Comments:
Elenita se fue al cielo pero nunca la olvidaste.
Elenita vive un poco gracias a tu recuerdo. Como decían los romanos: caminante, di que la tierra me sea leve.
Gracias a ti, y a Jung, y sobre todo a mamá doña Gegoria...Elenita vive...un poco... Sigue dándole vida.
viernes, 16 febrero, 2018
Ella vive en tu recuerdo y en el de su madre. ¿Qué pasa por la cabeza de una madre que sobrevive a un hijo?
Besos.
sábado, 03 marzo, 2018
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