lunes, diciembre 16, 2024

LAS RIADAS


                                           

                                                                   

   

  

A lo largo de los tiempos, parece ser que siempre ha habido riadas que han llevado en sus abundantes aguas, al desastre de todo aquello que significa VIDA.

  No hace mucho, en este mes de octubre pasado, ocurrió en Valencia de una forma catastrófica, como siempre ha sido, pero estando en el año  del 2024,  es muy penoso que haya habido tantos muertos y aún algunos desaparecidos. 

Voy a dejar aquí lo escrito por  Don Tomás Martín, cura que fue de mi pueblo natal, Pardilla, en la provincia de Burgos, allá por los años de 1869  y también la riada que yo recuerdo haber visto y sentido, cien años después. 

            

Anotaciones

 Por parecerme digno de transmitir a la posterioridad los daños que pueden causar los elementos especialmente en tipo de nublados, pongo en estas anotaciones lo que sucedió  en esta mi feligresía el año de mil ochocientos sesenta y nueve que por lo grave llama la atención.

 

1ª En el día veintinueve  de Julio a cosa de las diez y media de la noche vino desde Villalvilla y Onrubia  una grande  avenida que inundó varías casas de  la calle del Pozo, teniendo que abandonarlas sus moradores, aunque en esta noche fue pequeña en comparación de la que siguiere.

 

2ª  En el día seis de  Agosto del año expresado desde las once y media de la noche hasta las tres de la madrugada del siete, fue tal la furia de la inundación  que no se contentó con inundar las casas de la calle del Pozo, sino que destrozó muchas casas, entre ellas la de Fernando Moral, la de los herederos de Feliciano Manso, la huerta del curato y otros, y sin  embargo que  con este destrozo pudo extenderse mucho más la avenida, tal fue su abundancia, que se inundaron muchas casas de la calle de las Eras, llevándose a su paso cuanto encontraba, entre otras cosas, dos carros a él uno y llevándoles así hasta cerca de Milagros, sacando además de quicio las puertas del corral de Francisco Vela, llevándolas entre árboles hasta el plantío de Milagros y gracias que tiradas las paredes de las cercas que dejo anotadas  pudo extenderse el agua , que de otro modo hubiera llegado hasta la carretera y acaso hubiera destruido algunas casas que quedaron inhabilitadas, subiendo el agua hasta el techo del portal y cuadras, donde quedó el granizo que traía la inundación por mucho tiempo, pues aun lo secado al aire libre, duró mas de veinticuatro horas sin deshacerse; esta misma inundación tiró doce piedras enormes del pasamanos del puente de la carretera próximo a Milagros.

 

3ª En el día veintiuno del mismo mes y año como a las siete y media de la tarde una centella, que cayó entre la era de Jose Barrasus y el camino que desde el viñedo va a los lagares, mató a Jose Villagra, hijo legítimo de Plácido Villagra y de Estansilada de Blas,  y a una caballería mular  de Manuel González con quien el Jose estaba sirviendo en este día por aquí no hubo aguacero.

 

4ª En el treinta y uno del referido mes de agosto del mismo año de 1869, a la una y media de la tarde, un huracán acompañado de un fuerte aguacero, destrozó el viñedo de este pueblo, arrancando de raíz varios árboles y rompiendo otros muchos especialmente los de la carretera, rompiendo también la gruesa olma de esta villa que se hallaba plantada  a la esquina del corral de Pascual Sanz, próxima al pozo de la Villa, en este día no obstante que el aguacero duraría poco mas de cinco minutos fue tal su abundancia que no cabiendo por la alcantarillar de la carretera el agua que bajó de ValdePedroMiguel inundó la Posada de Patricio García, en la que vive Ecequiel Moral y tuvieron necesidad de entrar a sacar a las personas que en ellas se hallaban.  Se ha dicho que este huracán de este día arrancó la campana del reloj de Vadocondes. En todas estas inundaciones provenían de fuertes nublados quedaron sin cosecha de vino o con muy poca Villalvilla, Onrubia, Montejo, Fuentenebro y esta Villa de Pardilla, habiendo tocado  también algo de los pernicos De Fuentecesped, Santa Cruz de la Salceda y Aldehorno y en las mieses y con especialidad de garbanzos, alubias y patatas y los pueblos expresados Pradales  y Ciruelos, esto que sepamos por aquí y en otras partes Dios sabrá lo que habrá sucedido.

 

5ª En el día doce de Diciembre del mismo año un aire huracanado tiró las dos veletas de la Iglesia no obstante que la del campanario estaba fija en una piedra de bastante peso, la que cayó también con la veleta.

 

En este año de 1869 no ha incidido otra  cosa  que llame la atención aunque no es poco lo que dejo anotado.

 

Firmado    Tomás Martín


En cuánto a mis recuerdos estos son:

No  sé si fue por los finales  años 60 del pasado siglo, el caso es que sí  tengo en la memoria, cómo  desde el arroyo de Pardilla, que lleva ese mismo nombre,  donde las aguas bajaban claras y algo escasas,  salía un gran estruendo, seguido a una gran tormenta. El  miedo que se expandía en el pueblo y los comentarios que también se iban extendiendo desde la Plaza a la Isla, dónde yo vivía con mis padres y hermano,  llegando hasta mis oído de niña entrando a la adolescencia, cómo  el señor Pepe, apodado  al Ratón que  vivía muy cerca del arroyo, se le había ahogado un borrico en la cuadra y  las calles de la parte baja del pueblo, habían quedado todas inundadas  con  lodo  y agua en el color del  barro. 


 Al estar el pueblo en ladera y nosotros viviendo en la parte más alta, donde se encuentra la Iglesia, sabíamos que no iba a llegar y nos dejaba un poco  tranquilos, ya que  la misma carretera,  que atravesaba y atraviesa el pueblo, podía hacer de muro, pero los que vivían en la parte baja, lo pasaron mal. En mi recuerdo está el sonido que hacía el agua al pasar por el desborde del arroyo y el color rojizo de esas aguas. Sin embargo, no recuerdo la tormenta que debió caer en aquel mes de junio, tan lejano... que se ha borrado en mi memoria.


                                                   

                                                        En cauce seco,

                                                       el arroyo de Pardilla

                                                        con renacuajos.  


                                                                                                      









(c) Texto y fotos, Luz del Olmo Veros