Cómo muchas personas de este planeta llamado Tierra, no siempre he vivido en la misma casa, pues en el devenir de los años, el lugar donde pasamos bastante tiempo, es en esa casa que es nuestro cobijo, con sus pequeñas o grandes mudanzas.
Y es en esta última casa en la que habito, donde sigo leyendo a Luis Cernuda y sus maravillosas prosas poéticas de OCNOS, llegando a la titulada LA CASA, que empieza con estas palabras: Desde siempre tuviste el deseo de la casa, tu casa, envolviéndote para el ocio y la tarea en una atmósfera amiga..... y a mí sus palabras, me inspiran ir recordando las diferentes casas en las que he habitado y habito.
Cómo creo que a más de una casa la he descrito por aquí y en este blog, solo quiero dejar el recuerdo del sentimiento que han dejado en mí.
La de mi niñez, es alegría y libertad.
A los siete años de mi primera visita a Madrid, es de la falta de horizontes y si los había, buscaba el campo con desesperación sin poderlo hallar.
A los diez años y estos llegan hasta los dieciséis, lo sombrío, la falta de esa luz castellana, que yo no encontraba por ninguna parte, hasta llegar mis vacaciones de verano.
A partir de mis dieciséis años, los pisos pequeños que me acompañaban, sin apenas ventanas y algunos con rejas, se habían llevado esos cielos azules y limpios de mi infancia. Siendo este un periodo largo, también tuvo sus momentos de claridad, cuando encontré la poesía que nunca quise perder, en el grupo ANTARES.
Después saltamos a la casa donde ahora vivo. Tiene muchas escaleras y creo me recuerda a la de mi niñez, aunque esta tenga mucha más luminosidad, donde también puedo mirar el horizonte y contemplar amaneceres y atardeceres, donde el cielo me devuelve con creces, aquellos años donde no podía hallar lo perdido en mi niñez.
(c) Luz del Olmo Veros
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