lunes, enero 01, 2007

CUENTO : EL VIAJE

                                            EL VIAJE

Sé que nunca llegaré hasta allí. Necesitaría mucho entusiasmo tiempo y paciencia . Algo de lo que carezco. Su blancura me atrae. Su frío me retiene. El desánimo y la depresión acudirían en las solitarias noches oscuras de los seis meses.

El tenue sol de la mañana me daría la esperanza para poder continuar. No conozco a nadie que haya llegado hasta allí y sin embargo, algunos lo han logrado. Otros, muy pocos, viven permanentemente y parecen felices. ¿Lo serán?¿O tendrán los mismos altibajos que el resto de los mortales? ¿Cuál será el mejor de los caminos? ¿Y si al llegar a la meta descubro que no me gusta y que mi esfuerzo ha sido inútil? 

Por el paisaje deduzco que su aire es el más limpio. Apenas existe la vegetación. La lluvia es nieve. Los saltos de temperatura brutales. El hielo se extiende a uno y otro lado de las fosas y al llegar al epicentro, el silencio se muestra total y absoluto. Cuando la luz aparece, las nubes y la niebla la apagan. Existe la homeostasis. Unas veces me cubriría el agua helada y otras veces el hielo sin más. En verano soportaría el lodo y los témpanos. En mi progreso iría perdiendo la belleza de los fiordos. Las orillas se plegaran en cordones. A las inmensas llanuras acuden las ballenas blancas.

Las plataformas flotantes son raras. Su superficie está ornada por ondulaciones paralelas. Es muy posible que sean reliquias de vidas anteriores.

El suelo liso forma una corona de icebergs. Llegan hasta allí y quedan atrapados bajo el efecto de la marea. Sentiría como los trozos de hielo avanzan semejando fantasmas en medio de una espesa niebla . La tuberdad entonces es mayor. Puedo verme afectada por las grietas.

En verano, el pack se fragmenta en vastos campos de hielo cuyos límites se pierden en el horizonte. Largas balsas flotan sobre el agua. Me dejaría llevar para seguir en  la deriva.

Las corrientes de las mareas son fuertes y el arrastre se vuelve complejo. Los hielos flotantes acaban por derretirse y me transportarían hacia sur. Las perturbaciones atmosférica suelen provocar un movimiento de agitación activa en las aguas donde es mayor el sufrimiento.

Si llegase hasta el final, la banquisa permanente me estaría esperando. Allí la nieve es una aguja de hielo modelada por el aire. Insinúan que en este lugar desaparecen las ventiscas. Mas el frío sobrevive en los años y sin embargo por ella pasan el invierno y el verano. A pesar de su apariencia estática tiene su movimiento. 

Las fisuras son raras en el polo. En los bordes abundan las colisiones que provocan un espantoso estrépito. El relieve es caótico con crestas y murallas cortadas por grietas. Los pioneros de su penetración sufrieron un duro calvario. 

Las cosas no son lo que parecen y esto no es el viaje al Polo Norte, sino un intento de bajar a lo más profundo de mi, pasando por la frialdad que demuestra la razón.



(c) Foto y texto: Luz del Olmo

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