Miramos el mar para encontrar
el grado de sus azules.
Buscamos el verde que lleva el aire
en estas colinas que transitamos.
Observamos cómo la luna se empeña en cubrir
y descubrir la arena en el ritmo de su mareas.
Así son las horas de estos días
donde muy pocas veces
despierta el sol y casi siempre
sonríen las nubes negras, que más tarde descargan su lluvia.
También nos gusta dejarnos sorprender
por las olas que juegan a saltar las rocas
en los acantilados con gotas llenas de claridad.
Paseos de la mañana en las piedras y el asfalto
que alguna vez dejan huellas en la playa, para engarzarse en las tardes de este verano, con canciones de coro y música de violines, porque hay recuerdos para las fiestas medievales
de los pueblos en Cantabria.
(c) Texto y fotos: Luz del Olmo
Etiquetas: . Mis fotos. mis textos
1 Comments:
Hola Luz, el lugar que has elegido para pasar unos días tambien tiene su encanto.
Cuando subí a los Alpes, las vacas por el camino me recordaron los lagos de Covadonga.
Ahora que me he vuelto viajera por cicunstancias especiales, estoy descubriendo un monton de cosas. (a cual mejor)
Entre unos y otros iremos conociéndolos, o al menos una ligera idea de ellos.
Un abrazo
Kety
viernes, 31 agosto, 2007
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