miércoles, abril 26, 2017

MEDIA VIDA- CARE SANTOS (III)


                                                 1981


Al llegar a 1981, cuando la famosa boda de Lady Di y el príncipe Carlos, Lucía ya estaba casada y con dos hijos pequeños, nacidos en los años de la transición de 1975 y 1976 . Atrás quedaron aquellos seis años de internado en un colegio del centro de Madrid.

La niña pobre que vivía con las descendientes de médicos, alcaldes, farmacéuticos, ricos propietarios, algún ministro franquista y familias de un cierto abolengo, tiene que decir que nunca sufrió ningún tipo de humillación por parte de sus compañeras.  Milagritos, Julita, Manuela, Sonsoles, Conchita.... siempre la consideraron como una más y eso que ella se empeñaba en recordarlas su origen humilde, cuando las amigas hablaban con desdén de la clase baja y trabajadora.

Sabe de alguna que con el tiempo estuvo a la cabeza de las manifestaciones antifranquistas, cuando sus amigas de antaño, andaban por la universidad y Lucía intentaba sobrevivir en la juventud que le había tocado vivir, porque tuvo que ponerse a trabajar, e intentó sacarse la carrera de Magisterio que se impartía por los finales de los 60, donde ya Madrid era un hervidero de oposición a la dictadura, aportando  su pequeño granito de arena.

En los años 70 y ya con la dictadura y el dictador moribundos, Lucía trabajó en varias empresas y pudo participar en aquellas huelgas de brazos caídos, dirigidas por militantes de CCOO y el Partido Comunista, principalmente, para después ya en la fecha de 1981, estar dispuestos a dar el salto y formar parte del primer gobierno socialista después de nuestra guerra civil.

Es en estas fechas de 1981, cuando Lucía decide retomar sus estudios para sacarse la carrera de Psicología. No era fácil, pero se encontró con otros y otras estudiantes tardías que como ella, respiraban el aire de libertad que se iba extendiendo, poco a poco por toda España, teniendo en Madrid, tal empuje , que ya era imposible pararlo.

Lucía nunca se reunió con sus compañeras de internado.Cada una siguió su camino y no volvió a saber de ellas. Sí recordó a Cristina García Rodero, cuando vio sus extraordinarios retratos o a Carmen Tagle y a sus hermanas, cuando esta fue asesinada por la ETA, siendo Fiscal General del Estado.

Lucía tiene que apuntar que las monjas de sus primeros años le dejaron una buena formación, una mala educación para enfrentarse al mundo, un deseo de seguir aprendiendo y conociendo y una conciencia de clase que nunca le ha abandonado.

Al leer el libro “Media Vida” le han venido los recuerdos que nunca olvidó de su infancia, adolescencia y juventud.

Las experiencias de Lucía en el internado fueron algo parecidas, a las que relata Care Santos, aunque sospecha que la autora, novela demasiado, es su opinión,  con el episodio de Julia y su hermano, y que se deja en el tintero muchas cosas y causas de aquellos años de tanto cambio que tuvimos en los años de la  transición, para llegar a un final inverosímil, como  muy bien nos apunta nuestra amiga Carme Ugarte García.

Como he dicho ya por ahí, me esperaba más de un premio Nadal. Su acierto, creo que está en mostrarnos esa mala o nula educación sexual de aquellos años que poco a poco se fue, en parte, subsanado, su fácil lectura y el interés que suscita.

Luz y cía del Olmo Veros






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5 Comments:

Blogger María Pilar said...

Me encanta el relato tan auténtico de esa experiencia de vida que traspasa épocas tan importantes de la historia de este país en los últimos años. Un auténtico afán de superación que llevó a hombres y mujeres a hacer grandes cosas sin tener un modelo que les marcara, simplemente sabían lo que no querían. Lástima que entre todo ese esfuerzo se colaran los pillos, los trepas, los que medraban a costa de los demás y de los que tanto estamos conociendo estos días. Un borrón en una época que tanto a nivel personal como social fue muy importante.
Besos

jueves, 27 abril, 2017

 
Blogger Pedro Ojeda Escudero said...

Gracias por este relato, Luz, tan a caballo entre lo generacional y lo biográfico.
En cuanto a Media Vida, quizá la cuestión es el objetivo de la novela, tan diferente a lo que pedís Carmen Ugarte y tú. Esta busca un lector más amplio y superar lo dramático o lo histórico para irse por el relato de cinco vidas de mujeres que se cruzan. El campo, por lo tanto, queda abierto para quien quiera contar la historia desde otro ángulo.
Un beso.

jueves, 27 abril, 2017

 
Blogger Abejita de la Vega said...

Lucía abrió su mente a pesar de la parte de mala educación de las monjas. Yo tengo la retorcida idea de que, en ocasiones, los malos profesores también enseñan. ¡Por ahí no! Y encontramos el camino bueno, a pesar de los malos indicadores.
El capítulo en que sólo Nina sabe de orgasmos es divertido.
Una entrada vivida y real y bella.

Besos, Lucía, digo Luz.

jueves, 27 abril, 2017

 
Blogger La seña Carmen said...

Pues sí, mucho de nuestra vida, aunque nunca llegáramos a estar internas, todo lo más a mediopensionistas.

¿Estudias o trabajas? Ambas cosas.

Leyéndote me he acordado de un libro que comentamos alguna vez de refilón: La gaznápira, recuérdame que te lo preste. Es la historia de una mujer de aquellas que llegó del pueblo a la ciudad, una historia bien contada.

viernes, 28 abril, 2017

 
Blogger Kety said...


Me ha gustado tu relato-biográfico. A mí la transición me pilló con tres críos. El tiempo no me daba nada más que, cambiar pañales..., y leer un poco por las noches.

Besos

domingo, 30 abril, 2017

 

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