PARA HERMANARME CON EL CONFINAMIENTO
Para hermanarme con el confinamiento, he decidido leer Robinson Crusoe, de Daniel de Foe y en su página 116, escribe:
Durante este confinamiento a causa de la lluvia trabajé diariamente dos o tres horas en ampliar mi cuerva, y gradualmente fui desviándome hacia un lado, hasta que volví a salir de la colina por un costado, e hice allí una puerta o salida que quedaba más allá de la cera o muro, y así podía entrar y salir por este camino. Pero no me sentía cómodo así tan al descubierto, porque tal como había ingeniado las cosas al principio, me hallaba dentro de un recinto perfecto, mientras que ahora me sentía expuesto y abierto a cualquier cosa que cayera sobre mí. Sin embargo, seguía sin poder descubrir algo vivo a lo que temer, puesto que el animal más grande que había visto hasta entonces en la isla era una cabra.
Etiquetas: Robisón Crousoe
6 Comments:
¡Qué genial, Ele! No había caído en el Robinson.
Distinto relato es "Casa tomada" de Cortázar, aunque tiene su punto de unión.
Abrazos.
Ignacio
martes, 14 abril, 2020
Sufrió un doble confinamiento: en una cueva, en una isla.
Leamos.
martes, 14 abril, 2020
No dejó de trabajar, no se abandonó. Seamos robinsones.
domingo, 19 abril, 2020
Ignacio, te tomo la palabra y leo "Casa tomada", ya he visto que está en Internet, lo leeré, porque aunque he leído bastante de Cortázar y tengo varios de sus cuentos y novelas, he mirado en mi biblioteca y este en concreto no está.
Besos
lunes, 20 abril, 2020
Pedro efectivamente su confinamiento fue de sufrimiento doble en una cueva y en una isla y completamente solo. Me está gustando y ya me queda poco. Es muy interesante y tiene reflexiones muy buenas.
Besos
martes, 21 abril, 2020
Abejita, tenía mucho ingenio para poder sobrevivir y así lo hizo, o al menos, así lo imaginó Daniel de Foe basándose en un náufrago real.
Sigo leyendo.
Besos
martes, 21 abril, 2020
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