martes, septiembre 03, 2024

SANTA Y SANTO



Ruinas del convento de las monjas del siglo XVI en Santo Tomé del Puerto.


 Al estar estudiando desde los once años a los dieciséis con las monjas agustinas, ellas siempre nos hacían hincapié  en el gran santo que  fue San Agustín, famoso obispo de Hipona y  la anécdota de aquel encuentro con el niño de la concha, que quería meter todo el agua del mar en un agujero  hecho en la arena de la playa, siendo   tan incomprensible  como el Misterio   de la Santísima Trinidad. 

Y no me extraña, porque  ser Dios, uno y trino,  a la vez, no es nada fácil de entender y  cómo pueden ser  tres  personas distintas, en un solo dios verdadero, según nos repetían las agustinas de aquellos años 60, donde el franquismo de nuestra España, lo inundaba todo.


  No por ser el santo más famoso que yo conocí, mientras me explicaban su  biografía y por todas las cosas buenas que hizo, las monjas agustinas,  nunca se olvidaron de recordarnos  a otros santos, en especial  a Santa Teresa de Ávila, y  por supuesto su inseparable amigo San Juan de la Cruz, a los cuales  siempre los he sentido como muy cercanos entre sí.


Y siguiendo con mis recuerdos de entonces, están de forma más nítida, algunas profesoras seglares  que nos daban clases en el Colegio que tiene por nombre  Inmaculada Concepción. Mi favorita era la de Física y Química, la cual me tenía un cariño especial, ella sabrá su porqué, pues  siempre me estaba mandando a los recados  y así sucedía  que me perdía muchas de sus explicaciones, con aquello de la fuerza, los julios, los amperios y todo eso de la causalidad, que yo nunca entendía, porque la Física, no entraba en mi cabeza. Sin embargo, cuando llegábamos a   la Química  con sus   famosas  reacciones,  en números y letras, sí me gustaban  y hasta  parece  ser que sabía hacer los ajustes con bastante precisión. 


Yo quería hacer letras, pero la madre Mercedes Ruiz que enseñaba muy bien las Matemáticas, me dijo que no, que las letras no servían para nada y aunque a mí se me daba bastante bien el  Latín, con aquello del rosa rosae, me convenció para seguir en quinto y sexto de bachillerato con ciencias. Algo  que a lo largo del tiempo me ha venido bien, aunque a decir verdad, mis favoritas siempre fueron las letras y en especial la Literatura que nos daba la madre María Antonia, que por cierto era la directora del colegio. 


Y qué tiene esto qué  ver junto con todo lo escrito anteriormente,  en lo referido a esa SANTA que escribe Cernuda en OCNOS, ya que el poeta  sevillano, se refiere  a  La Santa fundadora de conventos,  que tuvo una vida muy agitada,  salpicada de sus famosos éxtasis, interesante para leerla,  porque vivirla.....tal y como ella misma la cuenta  en sus escritos, no debió de ser nada fácil,  teniendo siempre por compañero a San Juan de la Cruz , el fraialecillo, que así nos lo presentaba la madre María Antonia y a riesgo de equivocarmen, siempre pensé que el gran poeta místico es él, pero Santa Teresa, no  se queda muy atrás.

   

SANTA TERESA DE JESUS  

            1515-1582

Versos nacidos del fuego del amor de Dios 

                    que en sí tenía 


Vivo sin vivir en mí,

y tan alta vida espero,

que muero porque no muero.


                GLOSA

Aquesta  divina unión,

del amor con que yo vivo,

hace a Dios ser mi cautivo,

y libre mi corazón;

mas causa en mi tal pasión

ver a Dios mi prisionero, 

que muero porque no muero.

¡Ay! que larga es esta vida!

¡Qué duros estos destierros,

esta cárcel y estos hierros

en que el alma está metida!

Sólo esperar la salida 

me causa un dolor tan fiero

que muero porque no muero.

...........................

SAN JUAN DE LA CRUZ 

                (1542-1591)

  COPLAS DEL ALMA QUE PENA 

                POR VER A DIOS 


Vivo sin vivir en mí,

y tan alta vida espero,

que muero porque no muero.


En mí yo  no vivo ya 

y sin Dios vivir  no puedo;

pues sin él y sin mí me quedo,

este vivir, ¿qué será?

Mil muertes se me hará

pues mi misma vida  espero,

muriendo porque no muero.

Esta vida que yo vivo

es privación de vivir;

y así es contino morir

hasta que viva contigo.

Oye mi Dios lo que digo,

que esta vida no la quiero:

que muero porque no muero.

........

Santa es Santa Teresa y Santo es San Juan de la Cruz, que mueren porque no mueren en su amor a Dios


(c) Texto y foto: Luz del Olmo Veros




2 Comments:

Blogger Sor Austringiliana said...

Lo de San Agustín les venía muy bien a los educadores de antaño, agustinos o no, para que no se nos ocurriera darle vueltas a algo tan ilógico como tres en uno. Era otro tiempo, lo cual no nos quita la nostalgia. Afortunadamente ya no se manda a un alumno a hacer recados, y en horas de clase, señor, señor. Las letras no sirven para nada, ya nunca hice caso, me convenció mi profesora de latín que nos dijo que a ella le servía para comer, cutre respuesta pero certera
Santa Teresa y San Juan son muy diferentes, más terrenal Teresa, más poeta y místico el "mudejarillo" Juan. A un poeta como el que dices le llega más San Juan de la Cruz. A pesar del dardo en el corazón, Teresa sale de su misticismo para levantar muros de conventos y aviar pucheros. San Juan no habla de las bubas y miserias de sus enfermos, entre las azucenas olvidado deja su cuidado
Buen texto. Nostalgia.
Besos

miércoles, 04 septiembre, 2024

 
Blogger la seña Carmen said...

Las monjas de aquella época eran todas muy buenas en matemáticas, y por ello llevamos buenos cimientos para luego. A mí me pasó casi lo contrario, que se me daba muy bien el latín, pero me fui hacia las ciencias, con gran disgusto de alguna monja. A las letras volví años después.

domingo, 08 septiembre, 2024

 

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