martes, marzo 11, 2025

EL PREGONERO

 



El oficio de pregonero, estaba destinado a  un chaval de unos diez años y consistia en recorrer las  calles de Pardilla, mientras iba anunciando la llegada de los  diferentes  comerciantes con sus productos y  todo lo que se referia a la información importante del pueblo en general. 

Por él, nunca recuerdo que fuera una chica, sabíamos  que ya había llegado el  Baratillo, donde se vendían hilos y todo lo referente a la costura, junto  con sus telas de distintos tactos y colores, ya  que  en las dos tiendas  que emulaban a los llamados después Ultramarinos,  se vendía de todo un poco,  como pasaba con la casa de la Tía María  y luego la de Fortunato. También teníamos la pescadería de  El Ratón y las carnicerías de la Filo y la Marina
 
El nombrado pregonero,  voceaba a  todo pulmón y alargando las vocales, para que se le oyese mejor,   porque entonces no había micrófonos, mientras subía y bajaba las cuestas del pueblo, para anunciar en su voz adolescente,  todo aquello  que iba sucediendo y  las vecinas y vecinos,   llegaran  a la carretera que en su tiempo fue lo que hoy llamamos A1 y así poder mirar y comprar o no, todo lo  que implicaba una necesidad, ya que algunos de esos comerciantes, no volverían en mucho tiempo. 

En lo que respecta  a la comunicación  del Ayuntamiento con sus habitantes, para asuntos que era necesario estar informados, el pregonero también se encargaba de anunciarlo  y pregonarlo de viva voz.

En cualquiera de estos casos, siempre comenzaba  con aquellas palabras de "el pregonerooooo, soy el pregonerooooooo y quiero anunciarles,  que :


Ha llegado el chatarreeero...  Se venden cerezas de la Huerta de Narro....   Ha venido el Quincallero... y  así iba relatando los diversos oficios de entonces, como  el del  afiladooor,  que al pasear las  calles también nos cantaba: Afilo, cuchillos, navajas y algún teneeedor.

Incluso nuestra tendera habitual, por nombre La Solus,  hacía de pregonera y subía hasta la Isla, situada en la parte más alta del pueblo, para ofrecernos la fruta que ella vendía dos calles más abajo de nosotros.  

De ella y sus palabras me ha quedado aquello de: plátanos, he traído plátanos .....e iba casa por casa, vendiéndo este preciado manjar, que venía  de las Islas Canarias y que yo siempre  los pedía a mi madre, pero ella me decía: 

-No, plátanos no, que están muy caros.

 Y de esta forma, me dejaba sin probarlos y  con el deseo  de poder comerlos, alguna vez. 

Los que estaban esperando  poner  los "zapatos nuevos" a sus  caballerías, respiraban contentos al oír:   En la plaza está el herradooor.

Y  así era cómo Pardilla,  se iba abasteciendo de todo lo que  necesitaba, no sólo para la comida de sus habitantes, sino  también para los machos, los burros, ovejas, gallinas  y los distintos animales que andaban por las calles llenas de piedra y tierra y que ahora están asfaltadas. 

Yo recuerdo el nombre de uno de estos pregoneros que creo debe de ser quinto mío o quizás, un año más, era el Felisín. 

Y aunque hayan pasado más de setenta años,  en Pardilla y en este 2025, no hay  tiendas, ni tampoco pregoneros,  no obstante,  la forma de abastecernos es también algo parecido a lo de antes, pues  los miércoles viene el pescadero con su furgoneta y nos trae pescado fresco y bueno. También,  de vez en cuando y no sé  el día exactamente,  viene otro coche pequeño con productos no perecederos. Su  modo de aviso,  ya no es el chiquillo que pregonaba toda  clase de necesidades  por  el pueblo, porque ahora, cómo mucho oficios de antes, ha sido sustituido por el toque de claxon, normalmente de una furgoneta pequeña. Y así de este modo,  lo hace también  la visita  de las personas que llegan a Pardilla con  los productos congelados. Siendo el más fiel de todos, el panadero, que en  verano viene por la mañana y casi todos los días, aumentado el suministro, no de hogazas,  sino de  barras de pan y  también de ricas magdalenas y otros bollos. En invierno, como son pocos vecinos,  solo acude dos días por semana. 




(c) Texto y fotos: Luz del Olmo Veros 

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lunes, marzo 03, 2025

LAS CASAS








Cómo muchas personas de este planeta llamado Tierra, no  siempre he vivido  en la misma casa, pues en el devenir de los años,  el lugar donde  pasamos bastante tiempo, es en esa casa que es nuestro cobijo,  con sus pequeñas o grandes mudanzas.  

Y es en esta última casa en la que habito, donde sigo leyendo a  Luis Cernuda y sus maravillosas prosas poéticas de OCNOS, llegando a la titulada LA CASA, que empieza con estas palabras:  Desde  siempre tuviste el deseo  de la casa, tu casa, envolviéndote  para el ocio y la tarea  en una atmósfera amiga.....  y  a mí sus palabras, me inspiran ir recordando las diferentes casas en las que he habitado y habito.

Cómo creo que a más de una casa la he descrito por aquí y en este blog, solo quiero dejar el recuerdo del sentimiento que han dejado en mí.

La de mi niñez, es alegría y libertad.

A los  siete años de mi primera visita a Madrid, es de la falta de horizontes y si los había, buscaba el campo con desesperación sin poderlo hallar.

A los diez años y estos llegan hasta los dieciséis, lo sombrío, la falta de esa luz castellana, que yo no encontraba por ninguna parte, hasta llegar mis vacaciones de verano.

A partir de  mis dieciséis años, los pisos pequeños que me acompañaban, sin apenas ventanas  y algunos con rejas, se habían llevado esos cielos azules y limpios de mi infancia. Siendo este  un periodo largo, también tuvo sus momentos de claridad, cuando encontré la poesía que nunca quise perder, en el grupo ANTARES.

Después saltamos a la casa donde ahora vivo. Tiene muchas escaleras y  creo me recuerda a la de mi niñez, aunque esta tenga mucha más luminosidad, donde también puedo mirar el horizonte y contemplar amaneceres y atardeceres, donde el cielo me devuelve con creces, aquellos años donde no podía hallar lo perdido en mi niñez. 

                  
                      






(c) Texo y fotos: Luz del Olmo Veros 

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jueves, febrero 13, 2025

CUANDO TOCAN LAS CAMPANAS.

 





La Iglesia de Pardilla tiene un amplio campanario, donde dos campanas grandes,  cubren la gran espadaña que  las sustenta, acompañadas por unos campanillos  que  alegran y juegan  con sus sonidos al compás del aire.


Creo que una sola vez me he subido al campanario y de eso hace tiempo. Ya me explicó Pablito, nuestro campanero de siempre, que la escalera  de madera estaba algo peligrosa, por ello era mejor ir con mucho tiento y cuidado. No obstante, creo que al final, me dio algo de miedo  y no llegué hasta el campanario, pues me volví al oír cómo crujía la  madera en  sus estrechos escalones. 


Eso fue hace ya unos cuantos años.  Yo he envejecido  y mientras las campanas siguen ahí, para anunciarnos a los vecinos de Pardilla,  las fiesta importantes, porque su  repiqueteo es muy  alegre con campanillos incluidos y sin embargo, cuando algún vecino del pueblo, ha fallecido,  las campanas tienen ese tono triste  y monótono  que nos indica las desgracias y   de este modo, estas campanas que presiden la parte alta del pueblo, nos van anunciando las alegrías, tristezas e incluso peligros que puedan suceder en Pardilla  y aunque hoy en día, estamos más comunicados que nunca, estos restos aún  quedan de lo que  funcionó durante muchos años y todavía perviven, para recordarnos si hay tormentas, airones, incendios... pero también para anunciarnos  las bodas, bautizos o días de fiestas muy especiales, aunque es obvio que existe  una realidad,  de cómo  los ya imprescindibles móviles,  van sustituyendo a  todo o casi todo y sin embargo, nos  gusta oír esos sonidos tan distintos que producen estas campanas y  ¿si un día nos quedamos sin cobertura y nos llega el apagón digital? ¿Qué podemos hacer?  


En Pardilla sí sabemos que las campanas seguirán resistiendo cómo así lo han hecho durante siglos y aún  todavía perviven y nos alegra, cuando los domingos Pablo, se sube al campanario y toca con todo su entusiasmo para indicarnos que ellas, las dos campanas y los campanillos, están ahí, para ayudarnos, interpretando los sonidos combinados en su  lentitud o ligereza  en la forma de sonar. 













 (c) Fotos y texto:Luz del Olmo Veros 

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martes, enero 21, 2025

LOS PARQUES







He de confesar, que me gustan más los parques que se encuentran fuera de las ciudades y pueblos, que aquellos   que  habitan en estos recintos cerrados, aunque también sean grandes y extensos, cómo pueden ser muchos de  estos  lugares que con frecuencia transitamos, pero eso de ´" no poner puertas al campo",  y poder ver los horizontes infinitos que no terminan, no desmerecen a los anteriores. 


Aquí en Madrid, reconozco que tenemos grandes y bonitos parques para poder pasearlos,  ausentándonos del ruido y disfrutando de la tranquilidad que nos proporcionan El Retiro, La  Casa de Campo, La fuente del Berro, La Quinta de los Molinos... unido a las numerosas  arboledas  y jardines donde se detiene la naturaleza, para poder disfrutarla a todo lo ancho y largo de lo que es la Comunidad dónde vivo. 


Y  sin embargo, cuando voy hasta el lugar dónde nací, confieso  que casi ni paseo por el   pequeño parque, cuyo nombre desconozco, que hay a la entrada y salida, según se mire,  donde los árboles verdes de diferentes tamaños y  distintos en sus hojas, dan una refrescante sombra en el verano, mientras  las personas disfrutamos, con los elementos correspondientes según  sean nuestras edades,  para  hacer ejercicio, junto a   mesas  por si deseamos comer y beber,  a la vez que los árboles van  creciendo para dar  su sombra en el verano y sus colores en el otoño, junto a su desnudez en el invierno, pasando a sus vestidos verdes, cuando ya es primavera. 


No obstante,   he de  confesar que yo prefiero pasear por esos campos, tanto en Velilla de San Antonio como en Pardilla, donde puedo contemplar el horizonte de pequeñas montañas o montículos, observando  cómo el paso de las estaciones van pasando en sus  tierras que aún se van sembrando y dónde crecen las flores silvestres, junto a lo sembrado y puedo mirar cómo  la tierra,  sigue su curso , mientras observo  los horizontes que me van acompañando en mi recorrido habitual de su día a día.


Esos parques de ciudades, dónde todo es igual y a la vez muy distinto, son oasis, donde la mente descansa, de los ruidos  y la contaminación de esta vida agitada, viviendo en el pasar de los días, de una forma circular  el  pasar también  de los tiempos y llevándome a la lectura de Julio Cortázar y  su magnífico cuento de  LA CONTINUIDAD DE LOS PARQUES.




 



















(c) Texto y fotos: Luz del Olmo Veros





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lunes, diciembre 16, 2024

LAS RIADAS


                                           

                                                                   

   

  

A lo largo de los tiempos, parece ser que siempre ha habido riadas que han llevado en sus abundantes aguas, al desastre de todo aquello que significa VIDA.

  No hace mucho, en este mes de octubre pasado, ocurrió en Valencia de una forma catastrófica, como siempre ha sido, pero estando en el año  del 2024,  es muy penoso que haya habido tantos muertos y aún algunos desaparecidos. 

Voy a dejar aquí lo escrito por  Don Tomás Martín, cura que fue de mi pueblo natal, Pardilla, en la provincia de Burgos, allá por los años de 1869  y también la riada que yo recuerdo haber visto y sentido, cien años después. 

            

Anotaciones

 Por parecerme digno de transmitir a la posterioridad los daños que pueden causar los elementos especialmente en tipo de nublados, pongo en estas anotaciones lo que sucedió  en esta mi feligresía el año de mil ochocientos sesenta y nueve que por lo grave llama la atención.

 

1ª En el día veintinueve  de Julio a cosa de las diez y media de la noche vino desde Villalvilla y Onrubia  una grande  avenida que inundó varías casas de  la calle del Pozo, teniendo que abandonarlas sus moradores, aunque en esta noche fue pequeña en comparación de la que siguiere.

 

2ª  En el día seis de  Agosto del año expresado desde las once y media de la noche hasta las tres de la madrugada del siete, fue tal la furia de la inundación  que no se contentó con inundar las casas de la calle del Pozo, sino que destrozó muchas casas, entre ellas la de Fernando Moral, la de los herederos de Feliciano Manso, la huerta del curato y otros, y sin  embargo que  con este destrozo pudo extenderse mucho más la avenida, tal fue su abundancia, que se inundaron muchas casas de la calle de las Eras, llevándose a su paso cuanto encontraba, entre otras cosas, dos carros a él uno y llevándoles así hasta cerca de Milagros, sacando además de quicio las puertas del corral de Francisco Vela, llevándolas entre árboles hasta el plantío de Milagros y gracias que tiradas las paredes de las cercas que dejo anotadas  pudo extenderse el agua , que de otro modo hubiera llegado hasta la carretera y acaso hubiera destruido algunas casas que quedaron inhabilitadas, subiendo el agua hasta el techo del portal y cuadras, donde quedó el granizo que traía la inundación por mucho tiempo, pues aun lo secado al aire libre, duró mas de veinticuatro horas sin deshacerse; esta misma inundación tiró doce piedras enormes del pasamanos del puente de la carretera próximo a Milagros.

 

3ª En el día veintiuno del mismo mes y año como a las siete y media de la tarde una centella, que cayó entre la era de Jose Barrasus y el camino que desde el viñedo va a los lagares, mató a Jose Villagra, hijo legítimo de Plácido Villagra y de Estansilada de Blas,  y a una caballería mular  de Manuel González con quien el Jose estaba sirviendo en este día por aquí no hubo aguacero.

 

4ª En el treinta y uno del referido mes de agosto del mismo año de 1869, a la una y media de la tarde, un huracán acompañado de un fuerte aguacero, destrozó el viñedo de este pueblo, arrancando de raíz varios árboles y rompiendo otros muchos especialmente los de la carretera, rompiendo también la gruesa olma de esta villa que se hallaba plantada  a la esquina del corral de Pascual Sanz, próxima al pozo de la Villa, en este día no obstante que el aguacero duraría poco mas de cinco minutos fue tal su abundancia que no cabiendo por la alcantarillar de la carretera el agua que bajó de ValdePedroMiguel inundó la Posada de Patricio García, en la que vive Ecequiel Moral y tuvieron necesidad de entrar a sacar a las personas que en ellas se hallaban.  Se ha dicho que este huracán de este día arrancó la campana del reloj de Vadocondes. En todas estas inundaciones provenían de fuertes nublados quedaron sin cosecha de vino o con muy poca Villalvilla, Onrubia, Montejo, Fuentenebro y esta Villa de Pardilla, habiendo tocado  también algo de los pernicos De Fuentecesped, Santa Cruz de la Salceda y Aldehorno y en las mieses y con especialidad de garbanzos, alubias y patatas y los pueblos expresados Pradales  y Ciruelos, esto que sepamos por aquí y en otras partes Dios sabrá lo que habrá sucedido.

 

5ª En el día doce de Diciembre del mismo año un aire huracanado tiró las dos veletas de la Iglesia no obstante que la del campanario estaba fija en una piedra de bastante peso, la que cayó también con la veleta.

 

En este año de 1869 no ha incidido otra  cosa  que llame la atención aunque no es poco lo que dejo anotado.

 

Firmado    Tomás Martín


En cuánto a mis recuerdos estos son:

No  sé si fue por los finales  años 60 del pasado siglo, el caso es que sí  tengo en la memoria, cómo  desde el arroyo de Pardilla, que lleva ese mismo nombre,  donde las aguas bajaban claras y algo escasas,  salía un gran estruendo, seguido a una gran tormenta. El  miedo que se expandía en el pueblo y los comentarios que también se iban extendiendo desde la Plaza a la Isla, dónde yo vivía con mis padres y hermano,  llegando hasta mis oído de niña entrando a la adolescencia, cómo  el señor Pepe, apodado  al Ratón que  vivía muy cerca del arroyo, se le había ahogado un borrico en la cuadra y  las calles de la parte baja del pueblo, habían quedado todas inundadas  con  lodo  y agua en el color del  barro. 


 Al estar el pueblo en ladera y nosotros viviendo en la parte más alta, donde se encuentra la Iglesia, sabíamos que no iba a llegar y nos dejaba un poco  tranquilos, ya que  la misma carretera,  que atravesaba y atraviesa el pueblo, podía hacer de muro, pero los que vivían en la parte baja, lo pasaron mal. En mi recuerdo está el sonido que hacía el agua al pasar por el desborde del arroyo y el color rojizo de esas aguas. Sin embargo, no recuerdo la tormenta que debió caer en aquel mes de junio, tan lejano... que se ha borrado en mi memoria.


                                                   

                                                        En cauce seco,

                                                       el arroyo de Pardilla

                                                        con renacuajos.  


                                                                                                      









(c) Texto y fotos, Luz del Olmo Veros
 


                                               


                                                                        







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miércoles, diciembre 11, 2024

LA DISCUTIBLE SOLEDAD


                                          
                                                                             
La discutible soledad
en la que puedo ser
yo mismo.

Mario Benedetti.



Sentada en la terraza 
soy un balancín de ocio 
holgando de las dudas. 

La tarde se entretiene 
enamorando 
silencio y soledad.

Cercada en su zig-zag
me siento muy bien sola
¡no me hagas despertar!


No  voy a decir que soy una persona solitaria, porque esto no es así. Normalmente me complace  la compañía  de familiares, amigas y amigos. Y sin embargo, puedo confesar que en determinados días,  ratos, o momentos, prefiero estar conmigo misma, en especial cuando paseo por los campos de los sitios donde  resido. 

 
Me gusta el practicar  eso de el andar por andar,  en los lugares donde los caminos son de tierra y piedra,  para  ir observando, cómo a uno y otro lado de ese camino, van pasando las estaciones del año y dónde los horizontes, pueden verse allá a lo lejos,
acariciados por los cielos de  distintas tonalidades en sus grises y azules, siendo las nubes blancas sus  protagonistas, aunque también surquen en el cielo los pájaros tanto naturales como los artificiales, porque al estar muy cerca del aeropuerto, emiten sus diferentes ruidos, como así  también  pueden oírse,  los mugidos de las vacas, el cacareo de  gallinas, el silencio de las cigüeñas, el trote de los caballos o el rebuzno de algún que otro borrico que me saluda al pasar cerca de él, unido al ladrido de los perros con sus correspondientes amos. 


Sí, es el campo con sus horizontes,  lo que más me gusta pasear en la soledad de mi misma, porque puedo abstraerme y pensar   con frecuencia,  recordando los versos de   Lope de Vega con aquello  de: a mis soledades voy   y de  mis soledades vengo, aunque eso no me impida,  el ir hablando por el aparato que lo hace todo y nos tiene informados, embelesados, embrujados,  llamado móvil,  ya que nunca se aparta de nuestras manos o bolsillos, para  responder  al primer tono, aunque estemos disfrutando de los mejores paisajes. 


Es más, si algo nos llama la atención, lógico que lo queramos compartir, pero ahora, en este siglo XXI, la sociedad ha cambiado tanto.... que  es la inmediatez lo que nos está impulsando a dejar de lado, esos momentos donde la soledad,  deseada,  ya no  existe, pues nuestros  intereses han cambiado y    cada vez somos menos solitarios, surgiéndome la  duda de si ¿es  en apariencia o es una  realidad?  pues yo me pregunto: ¿estamos  más solos  que nunca? ¿ o es la inmediatez de contar, lo que nos impide esa soledad de la que escribe Mario Benedetti, para ser uno mismo?







(c) Texto y fotos: Luz del Olmo

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viernes, noviembre 29, 2024

LUZ DE LUZ

 


                                                                                        


Nacemos con la luz y  no en vano decimos que una mujer  da a luz o alumbra  un nuevo ser.  Por el contrario, cuando morimos, se nos va esa luz y no sabemos con toda certeza,  el dónde, el cuando y el cómo transitaremos  si nada o mucho, por esos  lugares  misteriosos  y desconocidos, pero sí   evocamos a las personas  que todavía no hemos abandonado esta Tierra que nos cobija, porque somos capaces  de   suponer, las posibilidades que  podremos encontrar  en ese " más allá", cada uno según su forma de pensar y  vivir  en este planeta donde  la única certeza, según el decir del pueblo, es la Muerte. 


En esta mi  ya larga   vida,  llevando el nombre  de María  Luz  que  mi madre se  empeñó en ponerme,   porque  no había ninguna persona que se llamase así  en el pueblo de Pardilla, ya que en aquellos años de la dictadura franquista  las mujeres, independiente de nuestro nombre,  siempre teníamos que  anteponer  el   famoso María.

Bien puedo escribir que siempre me he identificado con mi nombre, pues  indica  las luces tanto de la mañana como la de la tarde,  para subyugarme  de igual forma, amaneceres y atardeceres , notando que la oscuridad no me gusta nada. 

Sí madre, estuviste acertada con mi nombre y sus diferentes tonalidades  que van pasando a lo largo de los días con sus noches.

En el escrito de Cernuda que lo titula LA LUZ , hace referencia a esa luz que se apaga  cuando nos dice adiós nuestra propia vida, por eso, al leerlo  he recordado la mía y en ella llevo ya bastantes pérdidas en cuanto a la familia, amigos y amigas se refiere. Algunas esperadas como la  de mi progenitora, pues consiguió llegar a sus 90 años y otras inesperadas como la de mi padre cuando  de forma repentina, nos dejó con tan solo cincuenta y siete años. También  lo hizo mi hermano Evencio con veintitrés y hace unos días  en noviembre de este año fatídico,  fue mi hermano Rafael quién se marchó con  91 años. Ahora solo quedamos los pequeños de la familia, Victoriano y yo.  

En el pasar de los días con su luz y las noches sin ella, mi camino poco a poco, se va quedando más solitario y  aunque el andar por él  también me ha traído nuevas amistades, junto a las que ya existían, vamos caminando entre luces y también episodios de oscuridad, en este pasar de la vida con su tiempo   que fueron creciendo conmigo, cómo bien lo dice mi admirado escritor Jorge Luis Borges, en su poema:    

         
                                    EL RELOJ DE ARENA

El tiempo, ya que el tiempo  y el destino
se parecen los dos : la imponderable 
sombra diurna y el curso irrevocable
del agua que prosigue su camino. 






(c) Texto y fotos:  Luz del Olmo Veros 
 





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