jueves, noviembre 30, 2023

OTOÑO

  

                                                

                                                



Cuando me subía a aquella ventana pequeña de la cámara,  llamada tronera, que daba a un tejado  donde crecía el musgo;  podía divisar el paso de todas las estaciones del año que se iban sucediendo,  en mi corta vida de entonces, aunque bien sabía diferenciar cuando el otoño llegaba  y se precipitaba primero en su diverso  colorido de las viñas, porque ya los racimos de las blancas y negras, junto con algunas “tetas de vaca”, estaban listas para la vendimia, acompañadas  por el color amarillento de los árboles, en la alameda del arroyo, con  el nombre del pueblo que me  vio nacer y crecer, en sus calles sin asfaltar  y   sus casas con algo de adobe y mucho de piedras recias y resistentes, en los años que habían  pasado y pasan, como aquellas estaciones que en mi niñez, yo contemplaba y aún  contemplo,  en este mismo paisaje que los años, todavía no han borrado.

 Allí, en lo alto sigue el centenario enebro solitario, que tiene la suerte de  otear en su  día a día, estación a estación, todo lo que ocurre desde su altitud lejana,  en el ir y venir con el  despertar del pueblo, pues la luz de la amanecida, es la primera en acompañarle,  hasta que el  propio trascurrir de las horas con sus días, van empezando y terminando,  mientras este enebro o sabina, espera con paciencia, las visitas que tendrá, más en verano que en invierno, de todas aquellas personas que hayan decidido recorrer, los caminos de tierra y piedra, de aspecto rojizo,  para recibir más de un abrazo en sus ramas, algunas tan gruesas como los años que las sustenta.

 Otros árboles como los almendros y encinas le acompañan, pero él siempre es el que domina el paisaje y no tiene otoño, porque sus hojas, son inmutables.


(c) Texto y foto: Luz del Olmo Veros 

 




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lunes, noviembre 27, 2023

PARA SÁTUR QUE SE FUE DEMASIDO PRONTO

  


                

Cuando yo te conocí, por las calles de Adrada, corría el agua. Fuimos amigas en esa edad, donde se va dejando la niñez, para pasar a la rebelde adolescencia y cuando el deseo de ir a las fiestas de los pueblos cercanos y poder echar un baile, nos llenaba de alegría.


Años después, cuando se impusieron las pérdidas que tanto daño hacen y dejan sus propias cicatrices, tuvimos que aceptar la distancia  física de no volvernos a ver, pero sí te recuerdo  el venir a saludarme a un hospital de Madrid, porque mi madre, allí estaba pernoctando.


Éramos las tres amigas: Mari, tú  y yo. Con el tiempo, se nos fue la primera. Después las circunstancias y los años nos separaron, pero …llegó Carmen, la que tengo hoy a mi lado y el reencuentro, nos llenó de alegría.


Retomamos lo que nunca se fue y ¡hasta tuvimos la osadía de querer crear un diccionario, otra vez, entre tres, con palabras olvidadas!


Fue pereza, quizás apatía o simplemente los años que no pasan en balde. El caso es que te volví a encontrar y la amistad aún seguía intacta. Ya en trío como cuando éramos pequeñas adolescentes, seguimos enhebrando algunas agujas, para volver a tejer, ilusiones y quimeras que tú nunca dejaste. La prueba es que estás hoy aquí, en este momento inolvidable, como lo fue también para mí cuando tú, junto a Guadalupe, nos enseñasteis este pueblo  de Adrada de Haza, al  cual con frecuencia vuelvo, ya sabes, no solo por la fuente, sino porque aquí está un poco de mi origen familiar de estas tierras burgalesas, que te vio nacer y crecer, para dejar pasar en ti, ese amor que  siempre sentiste por Adrada y que tan bien supisteis  transmitir  a los que nos acercábamos a vuestro voluntariado,  para reencontrarnos  con el pasado y el presente de sus calles, plazas y sus joyas arquitectónicas,  en la iglesia y también  su ermita.

 

En este última etapa de tu vida, nos volvimos a ver y charlar, como entonces, cuando éramos adolescentes, porque a pesar de los años y la distancia, siempre en nuestro reencuentro, ni tú, ni yo, dejamos de sentir, todos los rayos de sol que han permanecido en nuestras mentes a lo largo de los años.


El tiempo pasa, pero la amistad se detiene y así permanece, atravesando distancias.

 

 (c) Texto y foto: Luz del Olmo Veros

 

 

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martes, noviembre 14, 2023

EL OTOÑO DE ARANJUEZ.

 El  domingo 12 de noviembre, como el día parecía de primavera  en su otoño, decidimos acercarnos hasta Aranjuez que es uno de los lugares más apropiados  para ver el otoño en su plenitud.

El día era apacible, lleno de sol y por eso hice una cuantas fotos. Aquí las dejo.



















(c) Texto y fotos: Luz del Olmo Veros



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jueves, noviembre 09, 2023

COLOR DE OTOÑO

 

                                     Para Ino, mi amiga de siempre



Color de otoño,

nos recuerdas los años

de la amistad. 






(c) Fotos y texto: Luz del Olmo Veros

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