domingo, diciembre 31, 2006

PROSA -A LOS QUE DUERMEN SOBRE EL AGUA



Fue el mar soñado quien les traicionó. Durante tiempos de lluvias y calor sofocante, imaginaron felices los colores del otro continente, cuya distancia era acortada por una estrecha franja de agua azul.


Un día y otro, voces llenas de música alimentaban sus oídos, mientras el generosos sol bronceaba sus cuerpos ya bronceados y la tierra roja corría en surcos paralelos hacía ese estrecho mar.


Allí en ese paraíso utópico lo irreal era posible y llenos de inocencia por descubrir lo desconocido, pagaron con dineros imposibles, ahorrados a fuerza de tensón y miseria, el deseo de llenar el vacío de su ingrata existencia.


Y fue esa quimera la que les hizo adentrarse en la barca chiquita y compartir sus días, su comida, el cielo y el sudor con otros ilusos ilusionados, como antes habían compartido .


Nadie les habló de la muerte y la tristeza. Nadie les hablo de su desnudez al llegar a la playa iluminada solo por la luna. Nadie les habló de la desesperanza del viento. Quienes sabían de desengaños y desesperación escogieron el silencio y de su boca no brotaron las palabras con verdad.


Por eso muchos quedaron durmiendo en el agua para siempre. Otros, con algo más de fortuna, pisaron el edén y al tocarlo con el aliento de su boca confundido en la brisa, se derrumbó como un castillo de naipes en la arena que ellos tanto habían frecuentado.


“La realidad y el deseo” tienen su desarmonía.

 (c) Foto y texto : LUZ DEL OLMO

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sábado, diciembre 30, 2006

CUENTO-EL BESO



EL BESO


Al despertar de aquel día me encontraba muy débil y apenas si pude incorporarme del camastro donde me había acostado la noche anterior. Tenía la impresión de haber dormido mucho y de no salir todavía del sueño.

Con dificultad conseguí levantarme y cuando intenté poner los pies en el suelo, mis piernas se balanceaban como las cañas de bambú movidas por el fuerte viento.

Sufría en la cabeza un dolor intenso y las sienes me golpeaban como los rápidos del río.

Al ver que mi cuerpo no respondía, decidí acostarme otra vez y vagamente, porque los ojos se me cerraban como una pesada losa, comencé a recordar:

Cuando el sol tiñe de púrpura la sabana, como otras veces, me había acercado a los pantanos de las llanuras de Kamolondo, cerca de los lagos, y allí pesqué tantos peces que pensé llevarlos al día siguiente,  al mercado de Kinshasa. En todo ese tiempo no sentí nada especial, sólo el calor de la estación seca, me hizo evocar a mi joven y guapa esposa que un día de agosto perdí por culpa de una enfermedad tan rara, que el hechicero fue incapaz de curarla.  En  ese momento  las lágrimas se me escaparon y quizá por eso,  percibí como si su espíritu me pinchase muy cerca del corazón.

Ahora sé que nunca iré a la ciudad y que nadie podrá vender mis peces. La nebulosa en que me encuentro me trae un olor fétido y Ondondgo Muana Mayi, el maestro de la palabra, como a él le gusta que le llamen, no pasará por esta choza hasta la tercera luna y aún estamos en la primera. Ya para entonces mi olor se habrá fundido con el olor del pescado.

Cada vez tengo más sueño y cada vez me voy alejando más y más de este mundo.

Muana Mayi me había advertido en su anterior estancia:

No siempre los cocodrilos son los animales más peligrosos del río Congo. Procura no ensimismarte en los pantanos, allí un día la mosca tse-tse puede enamorarse de ti y darte el beso del sueño que te llevará a la muerte. Si quieres saber su nombre científico, los médicos de otros lugares,  llaman a esa enfermedad,  tripanosiomiasis.

Sé que entonces cerré los ojos amé la muerte y quede dormido para siempre.


 (c) Foto AC  y texto: Luz del Olmo

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PARA JULIÁN



Cuando te pienso, siento que eres la brisa fresca que aparece  en esta mañana de julio mientras  te  escribo.

Sosegado y suave, lo que más admiro de ti,  es la fidelidad que le prestas a tus principios. 

Fuerte y quimérico estás lleno de los molinos de la Mancha que te vio nacer, a los que sé no vas a renunciar por mucho que te jubiles.

Para aprender de tu sabiduría hay que detenerse, seguir tu ritmo y escuchar.

Hoy, aquí, sentada en el jardín de mi casa, oigo los sonidos que me gustan:

El movimiento de las hojas en la higuera, el poema de los pájaros, los bostezos de la gata y el lento caminar de la tortuga. Y eso es lo que aprendí de ti, a sentirme bien y en equilibrio, con las pequeñas cosas que me rodean y a luchar por todo aquello en lo que creo.

Soy tan ilusa como tú porque  eres mi amigo y maestro,  enseñándome  un  mundo utópico sin prisas ni ruidos,  donde “nadie sea más que nadie”,  respirando  todas las personas unidas,  respeto y auténtica libertad. 

Son muchas y muchos a los que has formado en tu filosofía de vida y luego nosotros hemos sembrado en otros,  que a su vez enseñan y enseñarán a muchos más.

Por eso hoy, 8 de julio, quiero darte las gracias y decirte con permiso de tu entrañable Carmen, tu Cuchi, que te quiero y que espero sigas teniendo la buena suerte, de la que me hablabas hace unos días, en tu nueva andadura que ahora empiezas. Creo que te lo mereces.

Besos. LUZ

(c) Foto y texto: Luz del Olmo

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FELIZ AÑO 2007


El tiempo desde su escondite, nos mira curioso y ve divertido cómo nos incorporamos a su propio juego. 

Siguiendo su ritmo,  os deseo toda una primavera de empuje y color, un intenso y perezoso verano, para llegar a la nostalgia del otoño y el reposo del invierno.

FELICIDADES A TODOS LOS PASEANTES DE ESTE ACORDE AZUL

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martes, diciembre 26, 2006

RESTOS DEL NAUFRAGIO












 Para Arturo Ledrado

Amilamil. Amilamil.

Un hombre grita en la puerta 

de un gran centro comercial.


Amilamil. Amilamil.

Nadie escucha la canción.

Sólo la lluvia entiende su lenguaje.


Amilamil. Amilamil.

¿Cuántas horas llevará?

Me detengo. 

Miro el rostro negro 

de una desesperanza más.


Amilamil. Amilamil.

Llueve. Me empapo.

Arturo: Los paraguas son a mil.


(c) Foto y texto : Luz del  Olmo 




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MARI CRUZ




Tú eres la música de esta tarde

 Carlos Murciano



Tú eres la música triste de la terrible noticia que mi mente se resiste a asumir y aceptar, porque ya te has ido en un viaje sin retorno.

Fuiste y eres mi prima. La amiga de mi adolescencia en las fiestas de los pueblos.

Juntas recorríamos los bailes y llenas de ilusión buscábamos en las plazas, al compás de otra música alegre y bulliciosa, nuestro primer amor.

La noche estaba hecha para las palabras y más de una vez, el alba nos saludó cuando nuestros ojos seguían sin querer cerrarse.

Hoy la música de la fiesta está llena de dolor y desconsuelo y en las plazas de Adrada, Moradillo, Pardilla, Fuentecén, Fuentemolinos, La Sequera y Hontangas, hay tormentas de flores sin olor y el sol se ha oscurecido. La pena y la desesperanza lloran por nuestros recuerdos de juventud.

Si pudiera detener los instantes felices que juntas vivimos, te los regalaría ahora que se ha dormido el tiempo y anda distraído en estos pesares que tanto nos afligen.

Te han llamado y tú, alegre y fuerte, te has tenido que marchar. El "nunca más" nos ha golpeado la puerta, dejándonos impotentes a los que aquí quedamos y solo podemos decirte un adiós que significa hasta siempre.


(c) texto y fotos :Luz del Olmo

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Poema










¿Por qué te has ido?

Quizás la lluvia era demasiado densa, o yo no imaginaba sueños que destejían tus sombras.

No estás, y ahora no puedo enlazar secretos ni revestir las palabras -aún vibrantes- del Todo y la Nada.

Te fuiste para dejarme en un desierto llena de sed.

Y sin embargo, ahora sé que estoy dispuesta a seguir el viaje.

Con el tiempo me he sentado en las viejas piedras del camino para recordar cómo lloraba mi otoño mientras las hojas inquietas respiraban más fuerte por mi.

¡Contemplé tantos tapices de tonalidades tan tristes....! Que cada hoja del tiempo fue formando heridas que aún hoy, cuestan cicatrizar.

Estoy aprendiendo a vivir sin esperar que mi nombre te lleve, como antes te llevaba, la alegría de los pájaros.

Nunca me quisiste decir por qué me dejabas para seguir otras rutas.

Con el paso de los años tuve que adivinar tus razones y en ellas se rompió aquella neurona que tanto te había amado.

(c) Texto y fotos : Luz del Olmo

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SONETO




Esto es amor: quien lo probó lo sabe. 

LOPE DE VEGA

Vino sin avisar en primavera,
envolvió las delicias de sus flores
con los sueños y aromas de colores 
entre sombras de duda  y de espera.

Quiso el tiempo que algún fruto creciera
y ellos probaron todos los sabores 
en una copa llena de temblores 
que la pasión de abril a los dos diera.

Con el andar de noches y de días
surgieron las tristezas y desvelos.
Sueños, tormentos, penas y alegrías.

Triunfaron los proyectos, los anhelos.
Quince de julio. Siento la armonía
porque mis hijos hoy, alzan sus vuelos.


Para Julio y Esther en el día de su boda. 15-07-06

(c) Texto y foto: Luz del Olmo 

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