PATRIA DE FERNANDO ARAMBURU
Tanto y en tan poco tiempo se ha escrito de Patria, desde que apareció al público en el mes de septiembre del año recién pasado, que es difícil añadir nada nuevo.
No he visitado ni leído demasiadas críticas en Internet, pero sí me he podido dar cuenta de la inmensa información que se halla al alcance de nuestros dedos. Está claro que son los personajes, su forma de ser, sentir, pensar y actuar y, no los hechos, lo que Fernando Aramburo quiere resaltar, entre otras cosas, porque esos hechos son ya conocidos, en especial, por muchos de los que vivimos en aquellos años trágicos del terrorismo etarra y también, todo hay que decirlo, de la forma de actuar del estado español, ante la barbarie de lo que ocurría en la España democrática y en especial en el País Vasco.
Me gustaría analizar un poco la forma de ser y pensar de un personaje secundario, un protagonista en la sombra, porque sombrío lo es y mucho, a la vez que abominable por su forma de actuar. Él es muy importante en la planificación, elección, de la víctima y puede que en tomar la decisión de quién ejecuta el asesinato.
No nos deja claro Aramburo quién, ni el porqué se elige a Txato como la víctima. Es un empresario medio, hecho a sí mismo. No es “españolista”, ni él ni su familia. Paga lo que puede y cuando lo tiene. Entre sus trabajadores hay alguno que le tiene inquina, pero....¿quién decide que sea el marido de Bittori el sacrificado y no otro?
Yo me inclino que fue Patxi, el dueño de la herriko taberna. Es de los que tiran la piedra y esconden la mano. Qué casualidad, a este hombre, nunca le pasa nada y sin embargo, está enterado de todo y de todos. Lo que hacen, lo que piensan. Es el que manda callar, el que decide quién entra y quién no en su establecimiento. Está encantado de mover los hilos de unos y otros, muy posiblemente recibiendo órdenes de arriba , pero el tal Patxi, a la chita callando, es el que cumple el dicho de oír, ver y callar , para después ser el hipócrita chivato y aunque Aramburo, no lo desarrolla mucho, sí hace lo suficiente, para poderle odiar. Es la persona tenebrosa que sabe moverse muy bien en esa oscuridad y ocultamiento.
Otro personaje, muy parecido a Patxi es el cura instigador e hipócrita y también deleznable. Quizás la Iglesia tendría que hacer una buena reflexión sobre su papel en los años del absurdo e ineficaz terrorismo que tantos muertos dejó.
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