LO ETERNO
Pensando un poco después de leer a Cernuda, en su prosa poética de OCNOS, titulada La eternidad y comprender en su escrito cómo le asaltaba el miedo a la eternidad, del tiempo ilimitado, me lleva la memoria hasta el colegio de monjas dónde estudié y cómo estas sores que nos cuidaban en todo momento, nos lo recordaban de una forma machacona, creándonos un sentimiento de culpa y temor que quizás se haya quedado en mi inconsciente, para introducirse en mí manera de actuar, a la hora de tomar decisiones importantes, dónde la vida me ha puesto en una tesitura y la contraria, como supongo le habrá ocurrido a la mayoría de las personas, haciéndonos dudar y sopesando cual sería el resultado, porque si tomas un camino, siempre descartarás el otro. Ese es el problema de elegir, al no poder transitar a la vez por las dos vías presentadas ante ti, para tomar los senderos que salen a nuestro paso, pero en dirección contraria.
El problema de lo eterno, es que quieras o no, es para siempre y ese siempre, te hace dudar cuál será la elección correcta, pues no puedes dar macha atrás. No es que me haya ocurrido muchas veces, pero cuándo el destino o lo que sea, se empeña en ello, después no te deja ni dormir ni descansar. Si ese eterno, es algo que tú buscaste y encontraste, el problema languidece, pero si al cabo de un tiempo, ya no te interesa y no hay vuelta a atrás, nos aferramos al dicho: "todo en esta vida tiene solución", no obstante, la eternidad permanece tan quieta ... ¡Qué faena! No podemos volver a empezar y quisiéramos ser como el sol: naciendo todos los días y muriendo de igual forma, aunque en sus diferentes variantes. Si fuéramos eternos..... qué esclavitud. Creo que ese es el mayor problema que tiene la eternidad, lo de nunca acabarse. Y estoy segura que la felicidad permanente, también llegaría a aburrirnos.
Después de escribir estas líneas pienso que lo eterno, por muy bonito que sea, mejor no tocarlo, y a pesar de todo, ¿ no será mejor lo mutable?
(c) Texto y fotos: Luz del Olmo Veros
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