Ellas no hicieron la guerra. Ellas
no empuñaron un fusil, ni pulsaron los botones que envían mísiles
a lugares inciertos, muchas veces errando los blancos.
Ellas si lucharon y sus armas fueron: las palabras, la cámara
fotográfica, los pinceles ,el asociacionismo, el trabajo, el trabajo,
los libros, la música, el
enfrentamiento con sus propios compañeros de fábrica y de profesión.
Fueron médicas, científicas, periodistas, poetas, grandes
pensadoras. Sindicalistas
comprometidas, empresarias y también
pedagogas y maestras convencidas de que la única base para la igualdad de
derechos está en la educación. Algunas abogaron por causas
que parecían perdidas . Fueron diputadas y dirigentes de partidos políticos.
Otras se arriesgaron a ser deportistas, aviadoras, toreras o bajaron a la mina.
Y la mayoría fueron ( y son)
agricultoras, ganaderas, dependientas, lavanderas, planchadoras, bordadoras,
cigarreras, oficinistas, limpiadoras,
costureras, guarnicioneras......
Organizaron huelgas. En los ratos libres escribieron uno de los mejores
Diccionarios de La Lengua Castellana , grandes obras literarias y de
pensamiento. Interpretaron obras de
teatro.
Y además siguieron siendo madres , esposas y compañeras.
Ellas tuvieron que ser locas,
incomprendidas, repudiadas. Más de una acabó en la cárcel o el
destierro. A muchas de ellas –anónimas
viajeras de contradicciones – posiblemente les pudo la desesperanza,
llegando en su indefensión hasta la
muerte.
Es muy posible que su
propia confusión y lucha entre el avance hacia lo que consideraban
justo y el retroceso que les imponía una sociedad estática llena de normas
ancestrales obligándoles a someterse, fuese percibido sólo por unos pocos.
Nunca sabremos la verdadera historia de las mujeres que vivieron los
principios de un siglo XX donde el poder
de la Iglesia era absorber sus mentes para
ser buenas y obedecer a los
hombres.
La República fue un respiro- quizás sólo para algunas- Se conquistó el voto para las mujeres. Aún y
todo su mejor defensora se sintió sola e
incomprendida Hubo una ley del divorcio y la primera mujer
ministra promulgó la legalización del aborto.
Y después durante la dictadura franquista, otra vez, el oscurantismo,
el retroceso. Otra vez la subordinación .No obstante, algunas desde sus
posiciones de privilegio intentaron hacer algo dentro del Nacionalcatolicismo.
O desde la clandestinidad impulsaron movimientos que hablaban de igualdad de sexos.
Otras supieron lo que significaba la Dirección General de Seguridad.
Y llegó la transición. Las manifestaciones. El poder salir a la calle y
gritar para ser libres. Las voces de las
mujeres clamaron muy alto y muy fuerte.
Y sin embargo en muchos recintos, eran insultadas, agredidas,
despreciadas. Marimachos se les decía.
¡Cuánto costó la Planificación Familiar¡ ¡Otra vez el divorcio y el
aborto!. ¡Cuántos juicios de valor y de los otros!¡Qué importante fue la
revolución sexual para que la mujer comenzase a ser persona.!
Ellas, las cien mujeres del siglo XX y muchas otras más cuyos nombres
no aparecen ni en los libros de historia ni en la exposición que el Consejo de la Mujer de la
Comunidad de Madrid, montó en el mes de
octubre en el Centro Cultural de
la Casa del Reloj, no hicieron la
guerra. Ella hicieron la revolución con la seguridad y el valor que
imprime la verdad cuando se cree en ella.
Luz del Olmo
( Este artículo lo escribí en noviembre de 2001 y fue publicado en la revista CYT. Hoy, 8 de marzo, quiero dejarlo por aquí.)
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