Hace unos días cuando yo estaba leyendo el libro de Miguel Ángel Santamarina “Queremos que vuelvan” me llegó un correo electrónico con este artículo: Escribir novela negra Fue una casualidad, pero me ha venido muy bien para comentar el libro que estamos leyendo en el club de lectura La acequia, de este mes de octubre.
Según H.R.F. Keating (1926-2011): La novela negra tiene como finalidad el entretenimiento, y no sé hasta que punto este entretenimiento que nos muestra el autor de Queremos que vuelvan, lo cumple, porque el pasatiempo no es muy gratificante, al ser reconocible en otro hecho muy similar al ocurrido en España en los años 90. En este tipo de novelas, continua Keating, el mal es lo que más fascina al ser humano y puede que tenga razón, llevando nuestro interés en la lectura por ver si los malos son castigados. No quiero desvelar lo que ocurre, pero … no me acaba de satisfacer la resolución de ese rompecabezas del que también habla el escritor británico.
Otros de los elementos de la novela negra es "la historia invertida", cuando al asesino se le ve cometer el crimen o los crímenes diría yo. Creo que en Queremos que vuelvan, se sugieren los actos macabros, quizás esto es de agradecer, al menos para mí. Y lo que planea a lo largo de toda la novela de quiénes son los últimos y principales malvados, también me parece interesante.
En este tipo de novelas siempre hay un detective que suele ser un héroe aunque no lo parezca. En la novela de Santamarina, Javier el periodista, puede serlo, aunque dista mucho de ser inteligente.
Ha de tener un número limitado de personajes. Efectivamente no son demasiados y están más o menos bien perfilados. Según el autor en el que baso mi pequeña crítica, el asesino se esconde dentro de los posibles sospechosos. Aquí hay sospechosos, que transitan en diferentes niveles de la novela.
Los diálogos y la narración serán activos, vivaces, porque el detective privado siempre se está moviendo a la caza de la pista. Me parece que podría haber más fuerza en esos diálogos.
No se cansa de repetir el autor de Escribir novela negra, que hay que mantener al lector con nosotros, mantenerlo expectante y esto es una cuestión de ritmo. Sí, en cuanto al ritmo, he de decir que está muy bien tratado en esta novela y por eso se lee con facilidad y atención.
Para que el lector acabe la historia a gusto, hay que redondear la obra de manera que pueda notar el final no sólo visualmente sino de un modo mucho más sentido y profundo. Insiste: Deberíamos tratar de conseguir un efecto similar al de las últimas notas de una sinfonía; oyéndolas, aquel que las escucha sabe que ha llegado el final, que el trabajo está acabado”.
En este párrafo prefiero no dar mi opinión y que cada uno saque sus propias conclusiones.
Lo que más me ha gustado de esta novela es la historia que Miguel Ángel Santamarina nos va escribiendo en cursiva al final de cada capítulo y que creo, es la más importante.
Por cierto el título me sugiere una pregunta : ¿Quién quiere que ellos, los chicos, vuelvan?
Porque parece que a todos les interesa que no vuelvan. Infiero que a los padres amigos y familiares por supuesto que sí, pero al resto....... Y he de decir que he echado en falta ese agudo dolor de incertidumbre que supongo tienen todas las personas que se encuentran ante las desaparición de un ser querido, en especial los padres. No sé si el autor este aspecto tan importante para mí, no lo ha desarrollado de una forma consciente, porque ya en el principio de su novela escribe una frase de Nietzsche “ No hay hechos solo interpretaciones”
Siento ser atrevida y contradecir un poco al gran filosofo alemán, pero siempre he creído que los hechos son los que realmente existen y son las interpretaciones de cada uno las que dan vida al propio hecho, que yo no niego, como lo hace Nietzche.
Espero no haber desvelado mucho de la novela.
Luz del Olmo Veros
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