Una semana estuvo
secuestrada Mabel, la amante de Felicito Yanaqué, y, en una semana ,
el libro que yo me empeño en leer y que él, esquivo, me abandona
cuando quiere, ha ocurrido de todo.
Lo perdí y después de
buscarlo por toda la casa, recordé que bien pudiera estar en el
coche, por lo mucho que le gustan los transportes. Miré y
efectivamente, allí, escondido, agazapado, lo encontré y lo metí,
en el lugar que no quiere estar: mi casa.
Me alegré de volverle
a ver tanto cómo el dueño de Transportes Narihualá, cuando pudo abrazar de nuevo a su amada
Mabelita. Al igual que Felicito se comporta con la única mujer
que ama, yo también lo acaricié, lo mimé, lo cuidé y hasta se me
saltaron las lágrimas, mientras le prodigaba frases cariñosas.
Al poco de tenerlo
conmigo, me di cuenta que el libro no quería que lo leyese en los lugares de quietud.
Él necesitaba seguir viajando. A causa de este capricho suyo, me entretuve en deambular y volví a acompañar a mi hijo hasta la cola del paro, porque de todos es sabido que tanto en Madrid como en Lima, Coslada o Piura, para la administración
siempre falta un papel.
En este caso, El INEM que ya no se llama así, porque está privatizado, sospecha de
los parados. Los vigilia y mantiene con ellos un férreo control. ¡A ver si están despilfarrando los 420 euros de subvención que les proporciona el Estado! A los banqueros y políticos no, a ellos ni se les toca . Son todos honestos y gente
de buen vivir.
Por ello y en busca del
dichoso papel, el libro me fue acompañando en mi peregrinar de un
lado a otro en todos los transportes posibles. Y así mientras
viajaba en tren de cercanías, fui leyendo cómo también la sospecha iba
calando en algunos de los personajes que transitan por este libro de Vargas Llosa.
El sargento Lituma,
sospecha de su recién recuperados primos José y El Mono, pero
también el capitán Silva, piensa seguir interrogado a Miguel y Tiburcio, los dos
hijos de Felicito y de su gris y beata esposa Getrudis, e incluso,
no acaba de creerse eso del secuestro de Mabel.
¿Y qué pasa con
Ismael el otro héroe discreto y paralelo al ordenado, buen
hombre y ahora extorsionado Felicito? En este caso la sospecha de sus vástagos Miki y Escobita, del
que anda en viaje de novios con su antes criada Arminda, no es tal;
más bien es una certeza de lo ruines, incultos, derrochadores y malas
personas que son sus hijos. Bien sabe su “tío" Rigoberto que algo traman
contra él y el chofer Narciso por haber tenido la osadía de ser
testigos de la desigual boda de su padre.
Y otra sospecha en esta
segunda historia, es la de Fonchito, el hijo de Don Rigoberto y su
primera mujer. El adolescente tiene problemas de visiones, mas
tanto una prestigiosa psicóloga y el cura culto, tolerante y entregado a los más necesitados, afirman que
la salud mental del muchacho es muy buena, y si ve, oye y siente al tal Edilberto Torres
puede que se deba a que el chico es una persona "pura" como se atreve a insinuar el padre O,Donovan ¿ o no?
No hay certeza de ello, tan solo conjeturas. Es un ser distinto porque percibe todo lo mal que hay en el mundo. El resto de los mortales, tan sólo lo sospechan y sin embargo para el chaval es una gran certeza.
Yo también sospecho de
mi libro que sólo se deja leer en los medios de transportes. Esta semana hemos caminados juntos, siempre fuera de casa y de esta forma y no de otra, voy leyendo este Héroe Discreto, que con frecuencia pierdo y después hallo. Y ahí ando metida en una costaste desazón e incertidumbre.
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