Hola Coleguis
Aquí estoy de nuevo.
¡Cómo empieza el
Avellaneda este capítulo! Tres horas antes que el rojo Apolo
esparciera sus rayos sobre la tierra..
Pues no es más fácil decir : Cuando ya el botellón está en lo
mejor, salen mi padre y el Alonso con el murrión puesto en la
cabeza. ¡Qué rayos es eso del murrión! Además de cargar mi padre
con una maleta de ropa blanca. ¡Mira que es mentiroso el apócrifo!
Está
contento el Alonso , nadie les ve, aunque mi padre anda temeroso
de que algo pueda pasar. Así se lo comentan a su amo y compañero.
¡Para qué queremos más!. Él entonces empieza su perorata de esto y
aquello y lo que ya todos sabemos porque se lo hemos ído más de una
vez . ¡Hasta se quiere hacer un tatuaje en el brazo,- ¡con lo que
duele!- donde ponga CABALLERO DESAMORADO
Eso
de desamorado, mirad por donde, sí me gusta. Lo que no me hace ni
pizca de gracia es que llama a mi madre Teresa, fea. Eso no se lo
consiento.
Otra
vez el Alonso deformando la realidad . ¡No tiene remedio! Ahora no
ve gigantes, ahora ve un castillo, donde hay una venta. Por más que
se empeña mi padre por volverle cuerdo, no hay forma. Él siempre ve
lo que en realidad quiere ver, no lo que de verdad es. En esto no
cambia y otra vez, vuelta la burra al trigo. Ahora, eso sí, como
caballero desamorado que es, sigue con sus monsergas de salvar a
las chicas que él imaginan están en peligro. ¡Menudas son ellas!
Si lo sabré yo. No necesitan a nadie que las defienda, ellas solas
lo saben hacer y muy bien. No es de extrañar que los hombres que
encuentran en el camino no entiendan nada de nada. Yo tampoco y eso
que ya le conozco de algunos años.
Total
que llegan a la venta, porque venta es y nada de castillo y allí
entre unos desvaríos y otros, mi padre se come una olla, supongo que
podrida Yo ya la he probado con algunos de los que me leéis, en una
mañana fría de invierno en Burgos, y qué rica que está. Lo
acompañan con un conejo asado, regado con vino de Yepes. Como
siempre el que más y mejor come y bebe es mi padre. ¡No sé como
luego puede dormir tan bien!
Mira
por donde aparece la moza gallega, llorosa, pidiendo dinero. El Alonso la quiere salvar a toda costa,
¡faltaría plus! y regalarle no sólo lo que pide si no mucho más.
Este hombre es que no tiene cabeza, luego dicen de mi. ¡Menos mal
que mi padre es listo y sabe lo que tiene que hacer para manejar todo
este disparate.
En
fin, que leo al Avellaneda, pero no con mucho entusiasmo. ¡Todo hay
que decirlo !
Choque
de manos
El
Sanchico
Etiquetas: El Quijote de Avellaneda, el Sanchico, Lectura de la Acequia