VERANO DEL 2010 (Julio)
(c) Luz
Mi mirada se detiene en el cauce de un arroyo milenario, que hoy sin agua, me deja pisar las piedras.
Casi nadie lo transita ni se acerca a escuchar el eco de sus palabras que surgen en estos cantos rodados, por los años de su existencia.
Si te detienes, puedes oír con claridad a los pájaros descifrando hasta donde llega el agua y su sonido.
Altos chopos ven pasar los siglos de sus hojas renacidas cada año y sonríen al contemplar el apego de los hombres por lo eterno, sin querer aceptar que lo efímero es el sustrato de lo real y que el secreto de los sueños es mejor dejarlo oculto.
La hierba crece junto a los juncos porque aun perdura la humedad y siempre en la existencia del amor, nacen las plantas.
Ahora es el tiempo en que el sol tarda en ocultarse, no sin antes permitirse los reflejos de su luz en la nube de su propia tormenta interna.
Dirijo la vista al barro del suelo y descubro que hay que fijarse en todo, porque las mariposas también saben hablar.
Luz del Olmo
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