Creo que fue una de las mejores épocas de mi vida, al menos
yo lo recuerdo así.
Los dos trabajábamos en lo que hoy es la antigua Casa de la
Cultura de Velilla. Tú estabas en el piso de abajo y yo en el del arriba, algo
alejados, pero no lo suficiente para no oír
las notas del piano que alegremente y
con cariño enseñabas a los niños y niñas de aquellos años. Mientras yo
intentaba explicar a mis alumnos, ya entrados en años otras materias, escuchaba
de fondo tu música que tanto me reconfortaba
Con algo de impaciencia deseaba que llegase la hora de mi
descanso para poder bajar a la planta donde tú trabajabas, para poder hablar y hablar contigo en una
conversación llena de inteligencia y
sabiduría de todo lo que tanto nos
gustaba y nos gusta: El arte. Siempre estuvimos unidos por ello y creo que el vínculo a pesar
de haber pasado los años y no vernos, nunca se ha roto. Por eso, cuando hace
pocos días oí tu voz, la reconocí al instante y no dudé en saber que eras tú,
el Rodolfo de siempre y eso a pesar de que tú habías caminado por la vida a
gran velocidad, como siempre lo has hecho, y habías cambiado hasta tu propio
nombre. Ahora eres Roel García Serrano.
Te
dejé terminando la carrera de periodismo, siendo un gran director y autor de
teatro. Compartimos hasta una obra, donde casi me obligaste a escribir un texto
para niños que tan bien supiste poner en escena. ¡Qué tiempos aquellos! También
has sido y eres cantante, autor de tus propias canciones y su música y ahora me
cuentas que ya estás enseñando Psicología en la Universidad y todo en pocos
años, porque tú eres aún muy joven.
Nunca fue importante ni un obstáculo para nuestra amistad y cariño la diferencia
de edad, podías ser más amigo de mis hijos que de mi y sin embargo, nos
elegimos mutuamente, así con todas nuestras circunstancias. Por eso, cuando me
llamaste para invitarme al estreno de una de tu obras de teatro CARNIVOROS, en el Teatro Compac Gran Vía, http://www.guiadelocio.com/madrid/teatro-y-danza/carnivoros-en-teatro-compac-gran-via
no
lo dudé ni un instante. Quería verte, abrazarte, saber de ti.
Allí
nos reunimos todos los de aquella época que yo recuerdo tan llena. ¡Cuánto
disfrute! Estaba como en una nube y he
de decirte que fui feliz, feliz de
verte, de recordar.
Después
nos hemos visto con más tranquilidad y tuve la misma sensación que tú. No
importa el tiempo que pase, porque el volver a estar juntos es como si fuera
ayer, porque comprobamos que tu percepción y la mía era misma.
Siento
tu cariño, siento que me sigues queriendo y sabes que yo también a ti.
Luz
del Olmo
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