NIEBLA DE UNAMUNO ( PEQUEÑA CONCLUSIÓN)
(c) Luz
Y una vez más Augusto Pérez se desvaneció en la nube negra. Y al volver del sueño me dije: ¿Quién pone orden y lógica y coherencia , es decir, organización en esto?
MIGUEL DE UNAMUNO
UNA ENTREVISTA CON AUGUSTO PEREZ
(Para LA NACION) SALAMANCA, octubre de 1915
Toda novela, al igual que la vida, tiene su tiempo de creación, escritura y lectura y este fluir de aguas, hace que el libro de Unamuno, Niebla, que yo leí cuando posiblemente era una joven, nada tiene que ver con esta segunda lectura que ahora acabo de terminar en noviembre del año 16 del este siglo XXI.
En Niebla he encontrado: filosofía de ahora y de siempre, psicología de principios del siglo XX, con su afán de experimentarlo todo, poesía que nunca se ha ido, innovación literaria para la época en la cual se escribió, dudas, asombros, preguntas, respuestas, consejos... a cerca de la amistad, del amor, en todas sus facetas, la competitividad, literatura, mucha literatura y sobre todo sueños, sueños de todo tipo, de los que imaginamos y de los que no tenemos control y nunca se repiten de igual forma, porque nuestro cerebro los elabora utilizando lo que Freud llamó el inconsciente, cuando andamos dormidos, en ese estado muy parecido al de la muerte. Pero si de algo quiere escribir Unamuno en esta novela o nivola, como él se empeña en llamarla, es sobre la existencia o no, de todos nosotros, personas y personajes reales o inventados.
Unamuno nos hace trampa e intenta llevarnos desde el propio prólogo, por los caminos que le conviene, para distraer nuestra atención de su verdadero motivo, presentándonos a Augusto Pérez como su principal protagonista, elaborando una historia de amor , celos y traiciones; haciéndonos creer que ese es el verdadero relato que quiere contar, deteniéndose en la vida de este personaje, que no persona ,que ama y sobre todo sueña, sueña con Eugenia, para entretenerse en sus disquisiciones por medio del diálogo, sobre la forma de ser y comportarse de las mujeres, del matrimonio, los intereses creados de los tíos, don Fermín y doña Ermelinda , sus criados, Domingo y Liduvina y su otro amor más físico, Rosario; el impresentable Mauricio y en especial su amigo inventado y padre tardío Victor Goti, que a su vez también inventa y así el autor, nos va envolviendo constantemente en equívocos en esta novela calidoscópica, donde el propio autor es otro personaje, demiurgo de todo lo escrito.
Unamuno nos introduce en un mundo interno y externo de la vida cotidiana y de las dudas de nuestra propia existencia “ porque la duda es lo que da fe al conocimiento”,
¿Pues qué es lo real, lo verdadero, lo sentido?
¿Y quién te ha dicho que la comedia no es real y verdadera y sentida?
¿Entonces?
Que todo es uno y lo mismo; que hay que confundir, Augusto, hay que confundir. Y y el que no confunde se confunde.
Y el que se confunde también.
El autor de Niebla, dialoga de esta forma con su personaje principal, mientras va dejando caer trozos de ironía que se van desprendiendo por la novela y ¿ no es una ironía la propia vida a la que tanto nos aferramos, a pesar de que nuestros pasos en la niebla nos pierdan y confundan sin saber si en realidad somos el que escribe, el que inventa que escribe o el propio inventado?
Al terminar este escrito, noté que algo me rozaba por las piernas, aparté la vista del ordenador y encontré a Orfeo, que me miraba con ojos interrogantes.
-No, no me he olvidado de ti. Sé que eres una parte muy importante en este libro que he intentado comentar poniendo algo de ¿lógica y coherencia? y a decir verdad no sé si he conseguido mi propósito . No, no te preocupes, que tú serás siempre: “ EL INMORTAL”.
Luz del Olmo Veros
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