miércoles, noviembre 17, 2021

AMOR DE DON PERLIMPLÍN CON BELISA EN SU JARDÍN

 


García Lorca lo sabe porque él también  amó con pasión  y  conoció  de esas heridas que produce el desamor. No en vano es uno de  nuestros grandes autores y  lo seguirá  siendo en sus textos inmortales. 

Este año hemos comprobado que hasta aquellos que le dieron la muerte, se han querido apropiar de esa inmortalidad que le dan sus escritos.

En este  Amor de  Don Perlimplín  con Belisa en su jardín,  que puede sonar un tanto bufo  y no es de extrañar, porque  el amor también  tiene su ironía,  el autor granadino nos presenta una breve, pero densa historia, escrita en el género dramático, para hablarnos de amor, ese sentimiento tan complicado de definir y tan fácil de saber  cuando nos inunda, capaz de despertarnos para atravesar  el miedo, transformándonos en un sueño que vivimos por  un tiempo  y   hasta  a veces se llega a  vencer ese tiempo  e ir más allá. 

En esta historia, que también puede interpretarse de forma poliédrica y contener muchas otras, me quedo con  Don Perlimplín y Belisa, cuando por el comadreo entre sus "madres", deciden casarse en las miradas  que  cruzan desde un balcón, sin saber que los dos acabarían tan enamorados y capaces de  hacer posible,  el último verso de Quevedo  de  su  conocido soneto, AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA  MUERTE: .... Polvo serán, mas polvo enamorado.

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domingo, noviembre 14, 2021

RENÉ MAGRITTE EN EL TYSSEN



El jueves , 11 del 11, a las 12 tenía mi cita con René Magritte, el pintor belga que me enamoró allá por el año de 1989, en la exposición que hubo  en la Fundación Juan March de Madrid. 
Desde entonces mi fascinación por sus pinturas, no ha decrecido ni un ápice.




Sus nubes especiales, sus esferas,



el desnudo de  mujeres, las palomas  y el color azul del mar que  suelen acompañar en sus representaciones  de lo aparentemente real,     





siendo  lo que más me atrae y fascina , la combinación de elementos  distorsionantes  formado un todo,  porque me  lleva a  pensar, sin  una conclusión lógica,   hasta dejarme atrapada al mirar  sus cuadros, precipitándome  en un vacío, donde mi mente se queda  en blanco,   como  sus  pequeñas nubes.

A veces  su pintura es simple con pocas pretensiones  porque no necesita nada más para que yo me  quede mirando esa simpleza.


Repite en distintos cuadros los mismo elementos  y con ello nos invita,   a  que nos dejemos llevar, sin  hacer cábalas  de  lo que el  pintor   nacido en Lessines - Bélgica, pensó al elaborar sus cuadros.




Ver a este hombre de espaldas y  a lo lejos  una casa,  para que  cada uno  podamos contarnos  la pequeña  historia que llevamos dentro. 


Y al abrir una puerta, encontramos otra cerrada, todo ello rodeado de esas nubes blancas chiquititas que anidan en nuestra imaginación.




Y así seguir en el caos  que siempre  tiene nuestro pensamiento, aunque seamos capaces de ordenarlo, más o menos, cuando lo llevamos a las palabras.


René Magritte nunca me defrauda, aunque algunas exposiciones me hayan gustado más que otras por las obras expuestas, porque siempre de  ese extrañamiento de  mi pensar, emerge  una  realidad que anida en mi mente. 



(c) Texto y Fotos: Luz del Olmo
 







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