AMOR DE DON PERLIMPLÍN CON BELISA EN SU JARDÍN
Este año hemos comprobado que hasta aquellos que le dieron la muerte, se han querido apropiar de esa inmortalidad que le dan sus escritos.
En este Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín, que puede sonar un tanto bufo y no es de extrañar, porque el amor también tiene su ironía, el autor granadino nos presenta una breve, pero densa historia, escrita en el género dramático, para hablarnos de amor, ese sentimiento tan complicado de definir y tan fácil de saber cuando nos inunda, capaz de despertarnos para atravesar el miedo, transformándonos en un sueño que vivimos por un tiempo y hasta a veces se llega a vencer ese tiempo e ir más allá.
En esta historia, que también puede interpretarse de forma poliédrica y contener muchas otras, me quedo con Don Perlimplín y Belisa, cuando por el comadreo entre sus "madres", deciden casarse en las miradas que cruzan desde un balcón, sin saber que los dos acabarían tan enamorados y capaces de hacer posible, el último verso de Quevedo de su conocido soneto, AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE: .... Polvo serán, mas polvo enamorado.
Etiquetas: Federico García Lorca. Lectura de La acequia