DÍA DE ROSAS Y LIBROS
Etiquetas: . Mis fotos. mis textos, Feria del Libro de Madrid.
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Dedico esta entrada a mi amiga EDHIT CHECA,
que soñó con Getrudis Gómez de Avellaneda y
un tiempo después, la reconoció en el cuadro
de Federico de Madrazo, al visitar el museo
Lázaro Galiano en Madrid.
En esta foto se ve a Edhit Checa, que ya no está con nosotros, disfrazada de Avellaneda. Es la del collar y el pañuelo marrón, que se encuentra entre los dos hombres.
Recuerdo haber leído hace ya tiempo, una autobiografía de Tula, donde parece ser que su vida fue más de espinas que de rosas y en especial en cuanto a los amores se refiere.
Mujer culta de familia acomodada, nace en Puerto Príncipe en 1814, pasando una infancia feliz, hasta el fallecimiento de su padre y ser sustituido por su padrastro. Con 22 años llega a España, conociendo a diferentes pretendientes y suscitando admiración, tanto por su físico como por sus conocimientos e ideas, en especial entre los intelectuales de aquella época como Zorrilla o Valera, aunque también tuvo sus detractores: "Es mucho hombre esta mujer", dice de ella Bretón de los Herreros. Ignacio de Cepeda fue uno de los primeros y tormentosos amores y el último Domingo Verdugo de Masieu, pero también en su vida sentimental, ocupó un lugar muy importante Gabriel García Tessara, del cual tuvo una hija ilegítima Brenhilde o María.
Mujer valiente, capaz de atravesar barreras escribe en su Autobiografía:
¡Cuántas veces envidié la suerte de esas mujeres, que no sienten ni piensan; que comen, duermen, vegetan, y a las cuales el mundo llama muchas veces mujeres sensatas! Abrumada por el instinto de mi superioridad, yo sospeché entonces lo que después he conocido muy bien: que no he nacido para ser dichosa y que mi vida sobre la tierra será corta y borrascosa.
Su obra literario es amplia y diversa. Escribe teatro, poesía, ensayo y novela como esta de Sab que nos ocupa en el club de lectura de La Acequia y de ella quiero hacer un pequeño comentario.
Reconozco que no he acabado de entrar en esta novela tan romántica, con todos los tópicos del Romanticismo en la época que a Getrudis de Avellaneda le tocó vivir. Creo que tiene todos sus ingredientes: amor hasta la muerte, lucha por un mundo utópico, que después afortunadamente en algo se ha cumplido, donde los protagonistas como el esclavo especial Sub, así lo hace. La vida de las mujeres en su propia esclavitud, aunque pertenecieran a la clase alta y quizás más por ello, como le pasa a Carlota. El egoísmo y la codicia de los hombres como Enrique, capaz de todo por conseguir las riquezas. La sabiduría y generosidad de Teresa, en su enamoramiento, que la lleva a la única salida que tiene, de acabar en el convento, ante un amor que sabe es imposible, es un buen prototipo de ese amor romántico, mandándonos un mensaje la autora, de cómo en muchas ocasiones, el amor, es una esclavitud tan grande como la que sufrían los negros, en los maravillosos paisajes antillanos de aquellos tiempos convulsos, de los principios de la primera mitad del siglo XIX.
Para terminar dejo este poema de la escritora romántica Getrudis Gómez de Avellaneda:
Ante mis ojos desaparece el mundo,
y por mis venas circula ligero
el fuego siento del amor profundo.
Trémula, en mano resistirte quiero.....
De ardiente llanto mi mejilla inundo,
¡delirio, gozo, te bendigo y muero!
(c) Texto Luz del Olmo
Etiquetas: Getrudis Gómez de Avellaneda. Lectura de la La Acequia.
Tanto Ana como Almudena, con palabras sinceras y llenas de emotividad, nos fueron expresando el porqué de esta exposición:
Para Ana fueron las noticias que le iban llegando por los diferentes medios de comunicación, las que le impulsaron a hacer retratos de las distintas personas que aparecían en esos medios y así fue volcando sus sentimientos, mientras aplacaba sus miedos y su rabia a tan tamaña injusticia que estaba aconteciendo.
Los dibujos de Ana reflejan las caras de cómo eran ellos y ellas, antes de llegar a esa angustia, desolación y yo imagino al ver sus rostros, la sorpresa, y también conformidad y en especial, indefensión, de lo que les estaba sucediendo.
Almudena que trabaja en un Centro de Salud, donde los pacientes no podían asomarse a las ventanas, pues el lugar carecía de ellas, decidió pintarlas en láminas para después colgarlas en las diferentes paredes de las personas que agonizaban, mientras el personal sanitario hacía lo que podía para mitigar, ese dolor, tan fuerte, tan inhumano, que nos estaba inundando a todo el planeta, pero en especial a los hombres y mujeres que transitaban sin medios suficientes, a su definitivo adiós.
Los cuadros de Almudena, muestran muy bien sus colores suaves de azules, verdes, rosas, amarillos... en ventanas que semejan tenues rayos de soles y segura estoy que lo sintieron los pacientes, cuando al girar la cabeza, podrían entreverlos dentro de su estado semiconsciente en el cual se encontraban.
(c) Fotos : Ana López Gimeno e Inocencia Muñoz
Texto: Luz del Olmo
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Secos los campos amplios,
el verde es amarillo
triste y ya, nostálgico,
de esa agua que no llega.
Voy paseando y pienso
sí aquellas Rogativas
de tiempos ya pasados,
tuvieron sus efectos
en días de sequía.
El agricultor siempre
otea el horizonte,
y en campos, yertos, ralos,
recuerda años muy secos
para pensar mirando:
¡Este campo. ¡Mi campo!
(c) Luz del Olmo
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