MIS PASEOS POR MADRID
El pasado miércoles, como hacía un buen día para pasear, cogí el autobús y llegué a Conde Casal
Pensé ir andando hasta el Círculo de Bellas Artes, pero al final decidí coger el autobús 14. Pasamos por La Plaza de Mariano de Cavia, donde unos pájaros metálicos beben en su fuente mientras simulan mover las alas.
Después bajamos por el Paseo de María Cristina y una voz nos anunció que estábamos llegando al Ministerio de Medio Ambiente.
Miré hacia las casetas de la Cuesta de Moyano y estaban todas cerradas, porque ya se había ido el sol.
Seguimos por el Paseo del Prado y al llegar a Cibeles me bajé del autobús. Crucé el ancho paseo y llegué al Banco de España para subir por Alcalá. Justo a esa altura tuve un encuentro algo peculiar:
Un hombre más o menos de mi edad, de estatura media, con barba blanca y bufanda al cuello y vestido de forma que no llamaba la atención, me paró y me dijo:
-Vd. Es profesora ¿verdad?
- Sí, bueno, lo he sido- le contesté muy asombrada- En ese momento no llevaba ningún libro ni cuaderno en mis manos.
-Yo también soy profesor de Literatura y llevo aquí un libro
Y me lo enseñó.
-Ah muy bien, yo también he enseñado Literatura
Después me contó, porque no recuerdo muy bien el diálogo, que venía de Colombia, aunque yo no noté ningún acento extraño, y que le habían robado la cartera. Necesitaba que le invitara a tomar algo, pues se estaba mareando, y así charlábamos un poco. Él a cambio, me regalaba el libro que antes me había mostrado. Yo le miré y me pareció ver en su semblante que no me mentía. Como son momentos donde tienes que tomar decisiones sin apenas pensar, le dije:
-Mire le doy cinco euros y Vd. Se compra lo que quiera.
-Si, sí, gracias, tengo que ir a Chamartín y coger el metro ¿verdad?
-Si claro, no tengo metrobus para darle, pero dígame ¿Por qué sabía Vd. Que yo era profesora?
-Porque se lo he notado en la energía que desprendía y además porque Vd. es una persona muy bella en su interior.
Me dio las gracias y se fue. Yo me quedé perpleja sin saber muy bien qué pensar y qué había de verdad o mentira en todo aquello.
Algo confundida me acerqué a la quinta planta del Círculo de Bellas Artes. Allí en la Sala Valle –Inclán
me esperaban mis compañeros de tertulia de los miércoles para dar un recital de poesía
Presentaba Alfredo Piquer y por orden fueron recitando sus versos: Evaristo Cadenas, Carmen García, Jose María Herranz, Alejandro Torres, el presentador Alfredo Piquer, y Aureliano Cañadas.
Los Viajeros del Olvido me gustaron y escuché versos de los que dejan huella, acompañados de magnificas fotografías recogidas en Pwpt por Carlos Vázquez.
Cuando salí a la calle era tan entrada la noche que decidí bajar andando hasta la estación de Atocha y en el camino encontré dos “lecheras” de la poli en la calle Lope de Vega y algún que otro coche con la luz azul subiendo por el Paseo del Prado. Me enteré que la noche anterior lo de Valencia había soliviantado también a Madrid, pero he de decir que no vi ningún tipo de violencia.
Al bajar a la estación estaba tan oscuro por algunos sitios que estaban en obras, este Madrid, siempre lo mismo, me hicieron desviarme un poco del camino habitual, pero al final pude coger el tren sin ningún problema.
Un pensamiento me acompañó todo el camino ¿ Quién sería de verdad ese viajero del olvido que encontré al lado del Banco de España?
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