Hace ya unos años visité el bonito pueblo de Cogolludo, el
lugar donde mi amiga Ino pasó parte de su infancia y del que tanto me había
hablado. Confieso que me sorprendió gratamente
por su arquitectura y por su historia.
En estos días al leer cómo a Manuel le lleva su propia
inercia y la de los otros a este bonito pueblo de Guadalajara, donde por primera vez- ya fuera de la ciudad
de Madrid- el protagonista de Mala Hierba, toma la decisión de trabajar y
trabajar duro, aunque no diese ningún
fruto en toda su extensión de la palabra, he recordado mi visita y al no tener fotos, he copiado algunas de las muchas que hay en Internet.
El nombre del pueblo le viene
dado por la forma de cogollo en que están dispuestas sus casas, en las abundantes calles
empinadas y estrechas.
En lo alto del pueblo quedan las ruinas de un antiguo
castillo edificado en el siglo XI, sobre una antigua construcción musulmana,
pasando en 1176 a la Orden de Calatrava, donde se pueden contemplar unas magníficas vistas
que, aunque no tiene el verdor de los paisajes del norte, también tienen
su belleza.
La Iglesia de Santa María, ubicada también en el cerro y cerca del castillo, es del siglo XVI. De estilo gótico, en el interior puede
admirarse el cuadro “El Expolio” de José Ribera del XVII.
Dentro del pueblo una amplia Plaza Mayor con una gran fuente de cuatro caños, recoge al Palacio de los Condes de Medinaceli de siglo XV y de estilo renacentista. Llama la atención por su buen estado de
conservación, no en vano ha sido declarado monumento histórico-artístico.
Manuel se queda poco tiempo a vivir en este
pueblo, donde por una vez toma la iniciativa, porque como siempre, las circunstancias
y su poca rebeldía y mala suerte o su nada experiencia
en eso de sembrar, hacen que vuelva otra vez a transitar las calles de Madrid,
donde poco a poco se irá hundiendo en el fango.
(c) Texto: Luz del Olmo
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