FRANCISCO BRINES D.E.P

 LA ÚLTIMA COSTA

    Había una barcaza, con personajes torvos,

en la orilla dispuesta. La noche de la tierra,

sepultada.

            Y más allá aquel barco, de luces mortecinas

en donde se apiñaba, con fervor, aunque triste,

un gentío enlutado.

                                Enfrente aquella bruma

cerrada bajo un cielo sin firmamento ya.

Y una barca esperando, y otras varadas.

Llegábamos exhaustos, con la carne tirante, algo seca.

Un aire inmóvil, con flecos de humedad,

                                                         flotaba en su lugar.

Todo estaba dispuesto.

                                        La niebla, aún más cerrada,

exigía partir.Yo tenía los ojos velados por las lágrimas.

Dispusimos los remos desgastados

y como esclavos, mudos, 

empujamos aquellas aguas negras.

Mi madre me miraba, mu fija, desde el barco,

en el viaje aquel de todos  a la niebla.

 FRANCISCO  BRINES -  de su libro LA ÚLTIMA COSTA (1995)

                                   

UN PASEO PRIMAVERAL

Ayer por la tarde entré al Parque de El Retiro, por la puerta de Mariano de Cavia, llegando así hasta  la Rosaleda,

llena de rosas de todos los colores, junto a las fuentes  donde el agua caía sin apenas hacer ruido.

Allí las rosa rojas, tenían diversas tonalidades  y casi todas ellas, 

iban  creciendo al mismo ritmo que lo hacían las amarillas, 

 

las blancas 

y también las  rosas en su lujo y esplendor.

Caminando llegué hasta el Palacio de Cristal, donde esta vez, lo pasé de largo,

aunque sí puede observar cómo el sol  se entretenía con las ramas de los árboles 

y a las nubes blancas  que me miraban  pintando sus imágenes, porque mi destino era la exposición que hay Casa de Vacas: El arte y sus mundos,

donde exponen artistas como Esther Plaza, que va captando el   instante donde se detiene el tiempo, para  darnos sentimientos que alimentan la serenidad.

O la escultora Lorna Benavides porque la  piedra y/o el  metal, le sirve para llenar los vacíos que van surgiendo en su mente, mientras los piensa .

 A ellas se le añade Estella del Valle  y también , Ana Llestín y  Amanda Recellado  junto con Manuel Santiago .

Después seguí paseando para encontrarme fotos de Filomena a mi pesar.

Y al entrar en los jardines de Cecilio Rodriguez,  los pavos reales, muy contentos de tener espectadores, 

decidieron pavonearse y mostrar su hermosura en el despliegue de su cola, 

para después seguir luciéndola  mientras se  reflejaban en el agua del estanque. 

 (c) Fotos y texto Luz del Olmo

A PROPÓSITO DE VACUNAS

 Lady Mary Wortley Montague, por Charles Jervas, después de 1716.   Foto tomada de   Wikimedia Commons.

En esta semana pasada, hemos tenido que ir al Hospital del Henares a colocarnos la vacuna, por si el maldito virus COVID-19, tiene la mala idea de visitarnos. 

El hospital, para los que no lo conozcáis,  se encuentra en lo alto de un cerro en San Fernando de Henares, casi haciendo límite con Coslada. A ambas poblaciones las divide una calle, de tal forma que según pasees por la acera de la derecha o de la izquierda, estarás en una población o en otra. 

Ya alguna que otra vez,  he tenido que subir y bajar  la cuesta andando, de nuestro  hospital de referencia y  me he fijado en el nombre de su calle Mary Montagou. En días pasados, lo he vuelto a hacer. Es una mujer que me sonaba de algo, pero no sabía muy bien de qué. 

Hoy en día  no hay problema para buscar y encontrar, porque existe el sr. Google que sabe casi todo y de todas las partes del mundo. Es como el famoso Aleph que ya pronosticó Borges con su magnifico libro del mismo nombre.  

De vuelta a casa y con la vacuna Ffizer ya puesta, he buscado a esta señora, para descubrir  que sus fechas de nacimiento y muerte son: 1689-1762 y su nombre completo Lady Mary Wortley Montagu , escritora y viajera británica, famosa por su Correspondencia y lo que más me ha llamado  la atención,   ha sido  el descubrir que fue la primera persona  en defender  la  inoculación  o  variolación de la viruela en Gran Bretaña, después de estar en Turquia,  al ser la consorte del diplomático Sir Edward Wortley Montagu  y haber experimentado la técnica de este país y otros con sus propios hijos. 

Como la historia es como es   y más en lo referido a las mujeres, cuando   Edward Jenner quedó como el descubridor de la vacuna contra la viruela, muchos años antes, eso de inocular a los niños y jóvenes con pus de viruela para inmunizarlos, ya se había hecho, permaneciendo esta mujer, como en otros casos, en el anonimato.

Dicen que  el tiempo pone a todos en su lugar y  debe ser verdad, porque en el pasar de los  de los días con sus noches, parece que siempre hay un pequeño huequecito para que alguien  se haya ocupado de escudriñar en la historia y ponerle una  calle a este señora que ha permanecido oculta durante  bastantes años.